Año de mártires

José Francisco Sánchez Sánchez
Paco Sánchez EN LA CUERDA FLOJA

OPINIÓN

BILAL AL HAMMOUD | EFE

15 mar 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Medir la intensidad de la persecución a los cristianos resulta complicado. En los países dónde es más ostentosa —Corea del Norte o Nigeria, por ejemplo— reinan la falta de transparencia y el miedo que complican la recolección de datos. Y en donde adopta formas más sutiles, pasa con frecuencia inadvertida envuelta en discriminaciones constantes. Algunos informes de los últimos años parecían apuntar a una bajada en el número de personas asesinadas por ser cristianas. Casi quinientos menos que los más de cinco mil del año anterior, aunque las estimaciones sugieren que la cifra real es mayor. La cifras habrán empeorado gravemente con los cristianos masacrados después de la guerra en Siria, que quizá se cuentan ya por miles, según informaciones de este mes de marzo.

No solo los asesinan, también los secuestran: 3.773 el año pasado; atacan sus casas y negocios: de 28.364 el año pasado, mil más que en 2023; los encarcelan por sus creencias: 4.744; son víctimas de violencia sexual y matrimonio forzado: 3.944, cifras todas moderadamente superiores a las del 2023. Por supuesto, destruyen iglesias y propiedades públicas cristianas: 7.679. Son sometidos a violencias físicas y psicológicas, multados, estigmatizados: 54.780. Había disminuido la cantidad de cristianos obligados a abandonar sus hogares o países, 209.771, pero a la vista de lo ocurrido en Siria, donde la población católica descendió del diez por ciento del total al dos en menos de 15 años.

En los datos del 2025, junto a Corea del Norte que lidera con Nigeria la clasificación de perseguidores, probablemente aparecerá Siria. Y da la impresión de que nadie se plantea seriamente impedirlo. No sé de ningún intento. La historia nos lo echará en cara.