
Especular con huevos
El libre mercado es simplemente la libertad para beneficiarse de la necesidad ajena. Durante la pandemia, el libre mercado permitió que personas sin escrúpulos se enriqueciesen con lo que la gente necesitaba para sobrevivir, desde mascarillas hasta respiradores. También permitió que unos pocos laboratorios se hiciesen de oro con la vacuna.
Con la guerra en Ucrania llegó la subida del aceite de girasol, con la excusa de que era un país exportador; también lo es España, pero aprovecharon para subir los precios igual y aumentar sus beneficios.
Eso de que el mercado se autorregula es una mentira, abusa todo lo que puede de consumidor y saca todo el beneficio que puede de las crisis. Ahora vienen con la subida del precio de los huevos en el España, la disculpa es por la gripe aviar en EE.UU. Una nueva tomadura de pelo en un país que es productor y exportador y no tiene ningún problema de abastecimiento de huevos. André Abeledo Fernández.
Belarra e a graza dos galegos
Nun recente boureo (dos moitos aos que podemos asistir no Congreso ou o Senado deste país), Ione Belarra pretendeu rematar o seu con Rajoy ao opinar que os galegos non teñen fama de ser graciosos. Descoñecemos o coñecemento que ten a señora Belarra do noso modo de ser, pero semella estar bastante lonxe da realidade. Seguramente descoñece o significado e non comprende o termo retranca (que combina ironía, sutileza e dobre sentido, deixando marxe para a interpretación do interlocutor). Descoñece o sorriso que con frecuencia é moito máis elocuente que as risadas atronadoras. Descoñece o humor espontáneo que xorde en voz baixa da intelixencia. Posiblemente, a dirixente de Podemos non está moi contenta polos resultados do partido en Galicia que, partindo do cume, derrubouse estrepitosamente en pouco tempo ata ser actualmente un partido residual e intranscendente. E con esa visión da nosa cultura vai tardar moito en recuperar a súa importancia, se é que a recupera. Manolo Romasanta Touza. Sigüeiro.
Rótulos en idiomas extranjeros
La pregunta que a mí me ronda en la cabeza desde hace algún tiempo y no logro encontrar respuesta o, al menos, explicación, es la siguiente: ¿por qué infinidad de rótulos comerciales, nombres de tiendas, industrias, vehículos, etcétera, figuran en idiomas extranjeros, cuando la mayoría de los posibles clientes ignoran el significado del título comercial o el nombre del producto, porque no tuvieron la «gran suerte» de poder estudiar idiomas en su corta o larga vida? En los países extranjeros, acaso suelen poner en sus letreros comerciales frases o nombres españoles? Si la respuesta es afirmativa, entonces estamos ante un intercambio de culturas que, al fin y a la postre, puede ser beneficiosa para sus habitantes. Pío Pedreira Vilas. A Coruña.