¡Qué manera de pactar!

OPINIÓN

A Fernando Clavijo le da igual a dónde vayan los más de 4.000 menores inmigrantes que tiene alojados en las islas, lo único que le importa es desbloquear una situación que se le ha hecho insostenible y que ya no apoya nadie en Canarias.
Y mientras el dedo señala la Luna, una situación escandalosa, los presidentes de las comunidades autónomas del PP miran al dedo, al contenido del reparto, a cuántos van a llegar a cada comunidad y a cómo Junts tiene la capacidad de hacer que Cataluña no reciba niños inmigrantes.
Cierto, no hay justificación para que el acuerdo con Junts adopte esta medida xenófoba y que refuerza la lógica nativista del nacionalismo ultraconservador catalán. Nadie duda ya que Junts ha pasado de la derecha liberal a la ultraderecha, y que el nativismo es su principal pieza de identidad. Pero eso no soluciona la situación de los jóvenes inmigrantes hacinados en Canarias.
Claro que hay muchas cosas que decir, el catalanismo que en un momento dio un cierto toque progresista a la centralista sociedad española, donde todo se articulaba desde Madrid, se ha convertido en algo conflictivo y rancio, donde solo el enfrentamiento con el Estado sostiene una polarización que incorpora votantes negativos.
Mientras el PSOE pacta con Junts la distribución de los jóvenes migrantes, el PP pacta con Vox para dar sostenibilidad a Mazón; nada justifica nada, pero en vez de andar a criticar los acuerdos de los otros sería conveniente generar espacios de pactos no polarizantes.
La distribución electoral de nuestros días necesita acuerdos, es legítimo que —en una democracia parlamentaria como la nuestra— el que sea capaz de construir una mayoría para ser investido, gobierne. Lo que no es legítimo ni deseable es que los parlamentos se conviertan en una suerte de espacios de chantaje permanente a los gobiernos, tanto por parte de la oposición como por parte de los socios de gobierno.
El problema del pacto con Junts es que tiene que haber un acuerdo sobre las líneas rojas, no se puede pactar con nativistas y xenófobos, porque nativismo y xenofobia no forman parte de los valores de la democracia inclusiva, que es el momento democrático en el que nos encontramos. La democracia no es solo un procedimiento, son también valores, por mucho que los blanqueadores de la extrema derecha quieran obviarlo; y esos valores deben estar en el centro de los pactos.
El momento más pactista de nuestra historia fue netamente democrático y democratizador, pactábamos para construir un modelo democrático y teníamos objetivos de Estado. Siempre pactamos para llegar al gobierno, no es nuevo, siempre lo hicimos unos u otros con los nacionalistas, y siempre dimos algo a cambio. Pero ahora pactamos incluyendo valores no democráticos, y eso, aunque no es del todo nuevo, nos mancha a todas y todos.