La proliferación de galerias comerciales en el entorno del casco urbano ha propiciado algunas buenas inciativas, que están directamente relacionadas con su ubicación en el centro de la ciudad, pero también sonoros fracasos. Es el caso de la creación de un centro comercial en el barrio de O Couto. «Aquello fue un proyecto de grandes galerías que finalmente no cuajó. Se pensó en el edificio Malingre como centro del comercio de la zona, que incluía incluso una plaza de Abastos, pero lo cierto es que hoy en día no tiene ninguna actividad», reconoce Villar. El problema, que se da en muchas otras galerías de la ciudad, es que los promotores de la idea no hicieron un estudio de los negocios más idóneos. «No se gestionó bien la distribución de los locales, se vendieron bajos sin saber qué negocios se iban a instalar y al final todo fue un gran fracaso». El ejemplo podría servir para muchas otras iniciativas de este tipo. Así, centros comerciales situados en barrios como Mariñamansa o A Ponte apenas si tienen negocios estables, y la mayoría de los que se instalan tienen un corto periodo de vida. «Hay mucha gente que su primer negocio lo monta en una galería. Después, la mayoría suele cerrar pronto y en ese local se monta otra cosa diferente».