?as estatuas situadas por las calles de la capital han proliferado poco a poco en los últimos años, algo que no ha pasado desapercibido para todos los que la visitan. La lechera (en la imagen) es ya un clásico entre aquellos que atraviesan la concurrida Rúa do Paseo, ya que gracias a su tamaño natural es perfecta para posar. Pero la gran revolución ha llegado este año gracias a la estatua de Ramón Conde dedicada a Estanislao Reverter y Antonio Coleman, situada al lado de la Subdelegación del Gobierno. Ningún turista se resiste a retratarse allí, para llevarse un recuerdo llamativo de la ciudad y que se salga de lo tópico.