Despliegue en A Coruña para rescatar a un surfista que «no necesitaba» auxilio

OURENSE

05 mar 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Salvamento Marítimo movilizó ayer en A Coruña una lancha de rescate y un helicóptero para socorrer a un joven que hacía surf en la bahía del Orzán. Cuando la lancha logró llegar al lugar en donde se encontraba el surfista, este desestimó su ayuda y continuó con su tabla. Mientras, en tierra, los curiosos, que hacían cábalas sobre la suerte que correría el chico, observaban incrédulos cómo este rechazaba el auxilio.

A las doce del mediodía de ayer, la amenaza de temporal se dejaba ver en el estado de la mar y en una enorme bandera roja que ondeaba desde el mástil de la Coraza del Orzán. Pero el joven surfista que cogía olas en la bahía no parecía en absoluto intimidado por la situación, ni siquiera por la resaca que arrastraba mar adentro su tabla y hacía inútiles muchas de sus brazadas.

La situación fue interpretada de otro modo por una mujer que a esa hora caminaba por el paseo marítimo. Tras observar al joven durante unos minutos creyó que este necesitaba ayuda y alertó a la Policía Local. Varios agentes municipales evaluaron la situación desde tierra y llegaron a la misma conclusión que la mujer: el chico necesita ayuda.

Los policías avisaron a Salvamento Marítimo, que envió una lancha al lugar. El estado de la mar era tan malo -la boya de punta Langosteira registró ayer olas de siete metros- que se tomó la decisión de preparar también un helicóptero por si el rescate no podía efectuarse desde el agua.

Tras sortear varios golpes de mar, la lancha logró aproximarse al surfista, pero este desestimó la ayuda y continuó a lo suyo. En tierra los curiosos no daban crédito a lo que estaba sucediendo.

Ajeno a la psicosis colectiva que se vivía en el paseo, el surfista continuaba remando sobre su tabla en medio de la bahía. Se sumergía una y otra vez frente a una avalancha de espuma blanca y volvía aparecer del otro lado de la ola. Poco a poco, los más de cien curiosos fueron perdiendo su interés en el asunto. Tras otros 20 minutos de arriesgado surf, el chico abandonó la playa y se marchó con su furgoneta.