Impedir la marcha de Lionel Messi a los Juegos Olímpicos no le servirá de nada al Barcelona, que tendría al argentino en casa, pero sin la posibilidad de jugar hasta el 24 de agosto. Las reglas son claras: el Barcelona será sancionado con la inhabilitación de Messi, si no lo cede para Pekín. La única solución para el club español sería una renuncia expresa del argentino a participar en los Juegos, algo que Messi solo haría bajo extremas presiones.
«La FIFA acaba de recordar a los clubes que deben ceder a los jugadores», dijo ayer el presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Jacques Rogge. «La ley indica que si un equipo no cede a un jugador, entonces el futbolista queda suspendido por todo el período de los Juegos. Eso significa que el jugador no podrá jugar para su club», profundizó.
Messi está actualmente en el centro de un conflicto entre el Barcelona y la Asociación del Fútbol Argentino. El futbolista, de 21 años, no quiere perderse la oportunidad de participar en los Juegos, donde Argentina defenderá la medalla de oro conquistada en el 2004 en Atenas.
El delantero dio ya una señal de sus intenciones el viernes, al vacunarse contra la hepatitis y otras enfermedades, un paso previo recomendado para viajar a China.