David Cameron no quiere mudarse a Downing Street

Imanol Allende LONDRES/LA VOZ.

OURENSE

El MI5 cree peligroso su deseo de rebajar la escolta y conservar su Blackberry

23 may 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

La vivienda oficial de los primeros ministros británicos suele ser poco práctica y poco familiar. Poco práctica porque no está pensada ni diseñada para lo que viene siendo ya una tendencia, premier joven con niños pequeños.

Su incomodidad y su escasa privacidad, siempre recorrida por secretarios, asesores y ministros, fue el motivo por el que ya Tony Blair luchó con tenacidad en 1997 para que pudiera continuar viviendo como primer ministro en su casa de Islington. Sin embrago, se le indicó en aquel momento que solo en seguridad costaría unos 660.000 euros, dejando a un lado las protestas que se suponía llegarían de los vecinos ante la constante presencia del equipo de seguridad del primer ministro y su familia y de un ejército de informadores. Ahora es David Cameron el que no quiere trasladar a su familia a Downing Street y seguir viviendo en su domicilio habitual en Notting Hill (aunque la que más se opone es su esposa, Samantha).

Además, el tory ha mostrado su rechazo a la constante presencia de guardaespaldas a su alrededor. El primer día del nuevo Parlamento, Cameron fue fotografiado asistiendo a Westminster andando por las calles, mezclado entre público y turistas. Esta insistencia, unida a la de conservar su teléfono Blackberry, lo convierte, según el servicio secreto interno MI5, en vulnerable a los terroristas, ciberdelincuentes o simples locos. Hoy, la seguridad de Cameron y su chancellor , George Osborne, en sus viviendas privadas costaría millones de euros.

¿Es peligroso?

Pero, ¿es realmente tan peligroso que el primer ministro británico no desee contar con tantas medidas de seguridad? Bueno, supongamos que Cameron entra en Westminster sin su escolta, sobresale un hombre de entre el público que recorre el edificio en visitas guiadas y le dispara en el pecho, lo que le ocasiona la muerte. ¿Ciencia ficción? Ocurrió en 1812, cuando un lunático asesinó al primer ministro Spencer Perceval. Hoy sería imposible introducir un arma, pero no, tal como se ha visto en el pasado reciente, otro tipo de arma, como componentes tóxicos mortales. Además, solo hace una semana, el ex subsecretario de Estado del Tesoro y parlamentario tory Stephen Timms fue apuñalado dos veces por una mujer de 21 años durante una visita en su circunscripción.

Es cierto que el IRA ya no está activo, pero lo que este grupo terrorista norirlandés hizo en febrero de 1991 -colocó una furgoneta en medio de Whitehall desde la que lanzaron tres morteros contra Downing Street cuando John Major celebraba un Consejo de Ministros- podía ser repetido esta vez por una célula de Al Qaida sobre la vivienda privada de Cameron, sin duda más desprotegida que el 10 de Downing Street.