En las pasadas municipales estábamos en un bar cuando Poly salía por televisión comentando su programa electoral: «Imos facer un centro de piragüismo no Miño, imos facer un campo, imos facer...». Una señora exclama: «¡Non sei que vas facer tú, tolondrón!», momento en el que un chico a su lado le dice: «Ey, mamá, que ese es de los tuyos, es del PP». La señora aclara: «¡Bo, cambian tanto de candidato, vólvenme tola!».
Otro ejemplo, locales del 99, el PSOE logra seis concejales con Troitiño al frente. Cuatro años más tarde Troitiño repite con prácticamente el mismo grupito, pero bajo otras siglas. Mientras, el PSOE presenta una lista renovada. Resultado: PSOE 6 - Troitiño 0. No hablamos de un 3-3 ó 4-2, hablamos de seis concejales a cero. Si Troitiño quisiera demostrar que la gente vota siglas más que candidatos, no le hubiera salido mejor. Por supuesto hay excepciones (Julio Anguita en Córdoba o Paco Vázquez en A Coruña entre otros), pero en las elecciones municipales, urbanas sobre todo, una mayoría sigue votando al partido. Cuando Cabezas ganó su primera mayoría absoluta en el 95, nadie lo conocía en Ourense. El PP arrasó aquí porque también arrasó en media España, ¿lo recuerdan? El PSOE naufragaba por Roldán, Mariano Rubio, Filesa, etcétera.
Ya estamos a siete meses de las municipales 2011. Los tres grandes partidos lucirán candidatos grises, lo cual significa que las elecciones de Ourense se decidirán fuera de Ourense. Así, influirá más el tirón nacional que PP y PSOE tengan en el momento, que el historial de Francisco o Rosendo, que sólo son representantes locales de una franquicia nacional.
Totalmente distinto es el sistema de países como Estados Unidos, donde no son los partidos los que concurren a unas elecciones locales, sino los ciudadanos. Así, dos candidatos de un mismo partido podrían disputarse la alcaldía en una misma ciudad.
Claro que implantar un sistema así, obligaría a los votantes a reflexionar.