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Leonardo Lemos: «No podemos seguir haciendo las cosas como las estábamos haciendo»

Fina Ulloa
Fina Ulloa OURENSE / LA VOZ

OURENSE

Miguel Villar

El titular de la diócesis cree que el caso del cura de Punxín «se magnificó»

25 may 2014 . Actualizado a las 07:15 h.

Dentro de una semana Leonardo Lemos Montanet cumplirá 61 años y más de la mitad de esa vida, en concreto 35, ha sido sacerdote Recordando su designación al frente de la diócesis -hace 838 días que está en el sillón del Obispado de Ourense- Lemos Montanet bromea diciendo que ya se le ha pasado «el susto del primer momento, porque un nombramiento de este tipo a un sacerdote siempre le deja fuera de juego», y asegura que se siente «muy a gusto» entre los ourensanos.

-¿Ser obispo es lo que esperaba?

-En aquél momento yo no sabía en qué consistía ser obispo. Es una realidad súper compleja y variada. El ejercicio del ministerio episcopal es amplísimo; atender a las personas, a grupos, a sacerdotes, visitar parroquias, celebrar sacramentos, preparar homilías y cartas pastorales, reuniones, encuentros... Es muy distinto a un docente con un trabajo administrativo en la catedral, que era mi labor antes. Bien es cierto que tengo colaboradores buenísimos y la acogida ha sido óptima.

-Abordó muchos cambios en poco tiempo.

-Era necesario hacer esos cambios porque algunas personas estaban muy cansadas. Algunos ya habían colaborado con tres obispos antes que yo. Recuerdo que en los primeros días se me acercó uno de ellos y me entregó una carta poniendo su cargo a mi disposición. Le pedí algo de tiempo y me contestó: «Mire, lo mismo que me dice usted, ya me lo han dicho sus predecesores».

-¿Qué aspecto de su tarea le preocupa más?

-Me genera bastante inquietud el problema vocacional. Este año solamente podemos ordenar un sacerdote, pero no le cuento los que he enterrado... El otro día visité una comunidad de religiosas, todas ancianitas. También me preocupa la situación de algunos sacerdotes por lo que están sufriendo.

-¿Ha tenido que apagar muchos fuegos como el de Punxín?

-Gracias a Dios no estamos en una situación compleja, pero sí hay dificultades. No solo en el sentido de lo ocurrido en Punxín, también al contrario. Afortunadamente mucho más a menudo al contrario: pueblos que protestan porque no quieren que se traslade a su párroco y vienen incluso sin que sea cierto, solo porque han escuchado rumores. En el caso de Punxín hemos buscado la solución más adecuada, que no es la más satisfactoria. Si ya es difícil buscar a un sacerdote que sustituya a un cura anciano teniendo en cuenta cómo está la diócesis, imagínate si hay que sustituir a un sacerdote donde ha habido una serie de incidentes.

-¿Como se vive desde dentro ese rechazo a un párroco?

-Lo que procuramos ante todo es atender a las personas y generar paz y serenidad, porque dónde hay tensión siempre las determinaciones son negativas. A nivel interno se analiza cada caso y si el asunto es serio se estudia en el consejo episcopal y con las personas que asesoran en el gobierno de la diócesis. El caso de Punxín creo sinceramente que se magnificó con esa repercusión mediática que llegó incluso a la prensa nacional.

-Ha estado tres ocasiones con el papa Francisco. ¿Cree que su mensaje ha calado en Ourense?

-Al pueblo le llega el mensaje de cómo es Francisco gracias a los medios de comunicación. Y es cierto. Él es así de verdad: un hombre sencillo, cariñoso y cercano. Pero quizá falta que llegue el mensaje que él propone, que es más profundo. Tenemos que llegar primero a los sacerdotes y agentes de pastoral con ese mensaje de conversión personal. No podemos seguir haciendo las cosas como las estábamos haciendo. Es mucho más fácil aquietar las necesidades de nuestro pueblo celebrándole misas, pero ¿y el Evangelio lo conocen? ¿Conocen la vida de Jesús, y la llevan a su experiencia cotidiana? Esto es mucho más importante que los tejados y los retablos. Muchas veces nuestra gente está pendiente de la ermita. ¿Y detrás de la ermita que hay? Evidentemente la fe de un pueblo, pero ese pueblo ya no está. Hay que cuidar la ermita, pero interesa más el templo vivo; es decir, las personas.

Leonardo Lemos Montanet Obispo de Ourense