
El acceso, los servicios que ofrecen y la falta de iniciativas para emprendedores son los puntos débiles de estos recintos
27 jul 2014 . Actualizado a las 07:25 h.Tener un local en una galería comercial de la ciudad se ha convertido en una cuestión de supervivencia. Los que lo logran aseguran que apenas da para sobrevivir y cuentan historias constantes de cierres a su alrededor. Basta con dar una vuelta por cualquiera de ellas, las que están en el centro y las que no, para darse cuenta de que un gran porcentaje de establecimientos están vacíos con el cartel de «Se alquila» o «Se vende» colgado. Casi todos se decidieron por estos espacios porque resultan mucho más baratos que los que están a pie de calle.
Los comerciantes consideran que la mejora de las infraestructuras y el acceso para personas con discapacidades físicas podría mejorar la situación actual. «Yo tengo un niño de un año y medio y si pudiese bajar y subir con el carrito reconozco que sí me pararía más en las tiendas de abajo», comenta una vecina de la calle Peña Trevinca en la que hay unas galerías.
La mayoría de los comercios que resisten son de corte tradicional: mercerías, bares, peluquerías y tiendas de ropa. Sin embargo, últimamente empresas de otros sectores apuestan por ubicar en ellas sus oficinas. El precio es mucho más rentable y su actividad no siempre es de cara al público, por lo que su ubicación es indiferente.
A la hora de buscar soluciones Luis Rivera, presidente de Centro Comercial Aberto, apunta a establecer una «tarifa plana» para todos los trámites que supone abrir un negocio de estas características. «Ter que pagar tantas licencias, entre elas a de apertura e a de obra menor, non axuda a fomentar a instalación de novos comercios», afirma.
Balance
El último informe municipal sobre las galerías comerciales data del 2008. En aquel momento había un total de 959 locales repartidos, de los que 464 estaban vacíos. El análisis llegaba a la conclusión de que el futuro de estos comercios situados en el interior de las galerías era mucho peor que la de los del exterior.
El estudio, que de momento no se ha plasmado en iniciativas, apuntaba a la posibilidad de ofrecer servicios como el de guardería o aseos públicos para revitalizar su imagen. La seguridad también es otro punto a tener en cuenta, ya que solo un bajo porcentaje tienen sistemas de vigilancia.
En líneas generales, se remarcaba que la imagen que ofrecen las galerías de cara al público es descuidada, con rótulos anticuados y sin elementos visuales que atraigan la atención de los viandantes.
Pese a estos datos que demuestran que estos recintos necesitan un lavado de cara, los proyectos dinamizadores siguen estancados y a la espera de una inversión que los reflote.