
María Martinón-Torres ofreció ayer la primera conferencia de la semana cultural de la Academia Médico-Quirúrgica. Miembro del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana, y responsable de la línea de antropología dental en homínidos, su nombre está ligado a las excavaciones de Atapuerca y a importantes avances en el conocimiento de los orígenes y procedencia de los primeros humanos en territorio europeo.
-¿Cómo ven las teorías de Darwin los investigadores del siglo XXI?
-Sin duda Darwin fue un visionario y para nosotros permanece como uno de los padres de las ciencias naturales actuales. La teoría de la evolución sigue vigente y avanzamos sobre el modelo que él presentó al mundo donde la naturaleza de los seres vivos es dinámica y susceptible de cambiar para adaptarse a un entorno que también cambia.
-¿Por qué tituló su conferencia «Cien años sin soledad»?
-Comparados con otros primates, Homo sapiens es una especie extraordinariamente longeva. Vivimos varias décadas más que nuestros parientes más próximos: chimpancés, gorilas y orangutanes. Podemos llegar a los cien años, pero no en soledad. La clave de nuestro éxito evolutivo es nuestra gran capacidad de socialización. Homo sapiens es una especie que no ha nacido para estar sola. Hasta el propio hecho de nacer se ha convertido en un acto social en el que necesitamos ayuda y asistencia, pues el parto se ha complicado extraordinariamente al haber adoptado una locomoción bípeda, lo que ha estrechado el canal de salida de forma crítica.
-¿Somos las crías más torpes?
-Somos una especie que nace muy inmadura y ese grado de inmadurez se prolonga durante muchos años. La niñez es una etapa exclusiva de nuestra especie que permite prolongar el tiempo de aprendizaje y que el cerebro siga creciendo fuera del vientre materno. Esa fragilidad individual se compensa por la fortaleza de la comunidad. En Homo sapiens aparece la responsabilidad compartida en la crianza de los niños. Nacemos y permanecemos desvalidos durante mucho tiempo pero lo hacemos en un ambiente protector. Se establecen vínculos complejos con individuos que ni siquiera pertenecen a nuestro grupo familiar y que son fundamentales para la supervivencia del individuo y por lo tanto de la especie.
-¿Qué nuevo proyecto tiene entre manos?
-En septiembre comienzo a trabajar en el University College de Londres con la ilusión de «abrir una sucursal» del equipo investigador de Atapuerca.