La matraca y la demagogia de los sueldos de los políticos

José Manuel Rubín SIETE DÍAS, SIETE VOCES

OURENSE

01 jul 2015 . Actualizado a las 21:07 h.

Fue la semana de los dineros. O la de los incumplimientos. O la del mercadeo. O la de las intenciones. O la de las prioridades. O la del «qué hay de lo mío». O la del «amiguiños si, pero a vaquiña polo que vale». Lo que no mentaron los políticos antes del 24M (la pasta que iban a cobrar con cargo a los impuestos municipales) fue objeto de constante debate y cabildeo público y privado. En ninguno de los programas de los cuatro partidos del Concello de Ourense se concretaba esta cuestión. Ni en las 200 propuestas del PP, ni en las 25 de Democracia Ourensana, ni en las 145 del PSOE, ni en las 318 de Ourense en Común consta ni una línea de los sueldos de alcaldes, ediles, personal de confianza y demás. Lo dejan para cuando el voto ya está seguro porque los partidos saben que la memoria de los votantes es frágil.

Los titulares de La Voz de Galicia así lo contaron: «El sueldo del alcalde de Ourense enfrenta a gobierno y oposición», «Baltar no descarta que la oposición tenga diputados a sueldo», «El alcalde anuncia ahora que se rebaja el salario a 64.431 euros», «La oposición de la Diputación ve bien tener cargos a sueldo», «El alcalde somete el lunes a votación su propuesta de sueldos»? Siete días con la misma matraca. Tras esta actitud subyace el sentimiento de culpabilidad de los políticos a la hora de afrontar su remuneración. En lugar de dotar de transparencia (palabra que sí aparece en todos los programas) y normalidad a este concepto, lo ocultan hasta que saben el resultado electoral. Les falta valor para decir, sin necesidad de ruborizarse, que la política del siglo XXI no es para románticos ni para potentados y que gestionar los intereses de 106.905 ourensanos debe llevar aparejado una cuantía acorde con esa responsabilidad y ese honor. Es necesario defender sueldos dignos para evitar que el peculio de los políticos se nutra, de forma espuria, con ingresos relacionados con las decisiones que toman. Bajar la asignación a los partidos políticos como anunció el alcalde (y que ahora no hará incumpliendo su palabra y su programa) o exigir, como hicieron Democracia Ourensana, PSOE y marea, que el regidor baje su sueldo, es pura demagogia, pura miseria intelectual y política.

El irreprochable Volvió a tener un flash y un micrófono por su comparecencia como imputado y lo aprovechó no para disculparse por el carajal en el que dejó el Concello de Ourense sino para reiterar su conocido soniquete de que él todo lo hace bien y es la sociedad la que está equivocada. «O proceso é irreprochable e non se nos pode dicir que a praza estaba predeterminada», dijo el Señor de las Aceras Mal Pagadas, como le calificó con ingenioso Clodomiro Montero en su artículo publicado en La Voz de Galicia.

De nada vale que el sindicato USO haya denunciado desviación de poder en la contratación por el Concello de Ourense de la líder socialista Carmen Rodríguez Dacosta, que un juez de Ourense haya anulado el contrato y que tres magistrados del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia hayan ratificado. Él, Agustín Fernández Gallego, el alcalde de los múltiples líos, el que contribuyó en gran medida a que el 50 % (¡10.826 vecinos!) de los votantes le retirasen el apoyo al PSOE, sigue erre que erre presumiendo de gestor irreprochable.