Ya pocos se acuerdan, pero esta semana Tereixa Paz, diputada autonómica del BNG, lo recordaba en una rueda de prensa. La modernización de los regadíos de A Limia sigue sin ejecutarse. Se trata de uno de los proyectos más vergonzantes para los políticos ouresanos. Al menos debería serlo. En el año 2007 se inauguraron las mejoras de la comunidad de regantes Lagoa de Antela y desde entonces no se han producido más avances. Los sucesivos gobiernos de la Xunta y del Estado no han podido o no han querido poner en marcha un proyecto vital para el desarrollo de la comarca agrícola más importante de Galicia.
A los políticos ourensanos se les ha llenado la boca durante años con anuncios grandilocuentes, humo y proyectos inútiles. A Limia tiene un hipódromo, pero sus regadíos están obsoletos. Un capricho destinó cientos de miles de euros de fondos europeos al deporte hípico mientras las comunidades de regantes ven como nadie atiende sus justas reivindicaciones.
Quienes ahora dirigen la política en esta provincia tienen ante sí el reto de trasladar ante sus jefes la necesidad urgente de la modernización de los regadíos de la comarca de A Limia. Alguien debería preguntarle a la Xunta de Galicia por qué el Estado dice que el gobierno autonómico rechazó financiación para este proyecto al contar con fondos propios suficientes para ejecutarlo y que, sin embargo, no aparezca ni un solo euro en los presupuestos autonómicos para el 2016.