
Más de una treintena de obras expresan la visión personal del gaditano Pepe Cano en la galería Visol
16 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.«No duerme nadie por el cielo. Nadie, nadie. No duerme nadie?». Poeta en Nueva York. Federico García Lorca.
La exposición titulada Al filo del peine aglutina tres series diferentes a través del hilo conductor de un retrato de misterioso lirismo.
El naturalismo de Pepe Cano extrae de una realidad atemporal y sin referentes ambientales o perspectivos, la anécdota de lo cotidiano. Tal vez en este esquema intemporal reafirma su valor contemporáneo. Los personajes retratados expresan, a través de la intensidad de sus miradas inquisitivas, el existencialismo propio del hombre del siglo XXI y reflexionan desde su hierático ensimismamiento sobre la naturaleza humana, increpando al espectador mediante las profundas miradas fijas y abisales de rostros adolescentes, anónimos, como en las obras pertenecientes a la serie Niños de Nueva York. El capitalismo caníbal que simboliza la ciudad de los rascacielos y de las grandes diferencias, se presenta en su versión más descarnada, estableciendo un juego plástico, intelectual y lingüístico en el colaje en el que adhiere un dólar real a un metálico plato. A nivel conceptual ironiza sobre el valor del dinero convertido en alimento y como elemento plástico establece en el trompe l´oeil un diálogo de texturas entre el papel y el soporte plástico y «la cocina» de la pintura previo y posterior al acrílico en sus incisiones, desconchados o rascados que estimulan sensorialmente.
Cabe destacar que la sensación que transmiten estos personajes aislados que aún compartiendo espacio plástico no se relacionan, es, aún siendo vitalista y expresiva por el uso del color, una visión de angustia, de vértigo y de soledad en su presencia hierática y silenciosa, ensimismada e interrogante detrás de una sonrisa etrusca e inquietante.
Estos protagonistas sin singularizar, se extienden a la anonimia del grupo humano expresando situaciones en espacios descontextualizados sin referencias al paisaje, en escenas aparentemente de interior.
Los personajes de Pepe Cano, con su naturalismo veraz e impactante, su carácter atemporal, el surrealismo conceptual de nuestra época y su discurso existencial de raíz expresionista, remiten, por su frontalidad e inquietante misterio a los retratos de momias de El Fayum, de tipo realista y pintados en tablas de madera, que cubrían los rostros de los cuerpos momificados, situándose sobre el rostro del difunto entre el cartonaje que usaban para envolver los cadáveres, en la provincia romana de Egipto entre los siglos I aC ?III dC. Las creencias de los egipcios en el tránsito al más allá hacia que sus retratos fuesen muy realistas, para ser reconocido después de la muerte.
Los retratos de Pepe Cano expresan ese carácter de ser en tránsito e incluso representan una edad de cambios y crecimiento que implica el proceso de adolescente a ser adulto. Refuerza las miradas como elemento comunicativo y expresivo, la intensidad de su aspecto ausente de ojos enormes con cierta tendencia a la frontalidad que sugiere firmeza y vida interior.
En Niños de Nueva York el artista mantiene la tensión de expresivos fondos planos monocromáticos que enfatizan la figura o grupo de figuras representadas. La manera en que se disponen estas figuras resulta estructural, como engranajes de una escenografía congelada en el protagonismo dramático de un primer plano cinematográfico. Su presencia monumental, subraya su bidimensionalidad y los referentes perspectivos resultan de gran destreza, apenas sugeridos con una línea capaz de diferenciar ambos planos para posicionar las figuras en el espacio.
Las formas se simplifican y existe una característica forma de representar en la firma del artista, la mirada, independientemente de la edad como vital metáfora obsesiva.
La serie EDGE COMB reproduce tipos, modelos y estéticas de autoafirmación a través de las nuevas tendencias y tribus urbanas, que se expresan en un catálogo étnico y sociológico de vida urbana, para un flanêur diletante que errante se camufla entre la multitud donde la vida sale al paso por las calles de la ciudad de Nueva York.
La serie Perspectiva caballera capta la importancia de las acciones cotidianas sin anécdota y cómo los actores interactúan con los espacios que habitan. Introduce en el espectador la excitación del voyeur en la intromisión en el territorio privado, en el hábitat íntimo del individuo.
Los personajes remiten por su misterio a los retratos de momias de El Fayum
Las formas se simplifican y existe una característica forma de representar