«Tenemos una huella digital y otra dejada por las canciones»

OURENSE

CESAR QUIAN

El actor presenta, en la jornada inaugural de la MITEU, su obra teatral «El mundo de la Tarántula»

20 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La Miteu da hoy comienzo con tres propuestas muy diversas, entre las que se encuentra el espectáculo de Pablo Carbonell. La representación, basada en el libro que escribió bajo el mismo título, lleva en cartel varios meses y ha cosechado buenas críticas por donde ha pasado. Carbonell se subirá al escenario del Principal a las 23.00 horas.

-¿Cómo nace el proyecto «El mundo de la tarántula»?

-Todo nace de mi afición al grupo de rock alternativo Eels. El cantante escribió un libro, «Cosas que los nietos deberían saber» y después de leerlo mandé un tuit de agradecimiento a la editorial por publicarlo. La respuesta fue que escribiera yo un libro en el que metiera el mundo de la televisión, el cine y el teatro desde mi propia experiencia. En el contrato había una cláusula: debía hacer una canción con el título, ¿una canción? ¿y por qué no una obra de teatro?

-Repasar, con franqueza pero con humor, desde los días de la infancia a los proyectos más recientes parece una ardua tarea, ¿cómo se selecciona lo realmente importante?

-Durante el tiempo que estuve editando mis propios reportajes aprendí a encorsetar en tres minutos y medio algo que podría haber durado media hora. He intentado huir de las batallas y centrarme en las cosas que tiene un valor humano o didáctico. Además necesitaba cosas que se pudieran vivir en escena. tenía que huir del tono conferenciante, que las cosas que se contaran sucedieran.  Eso también fue una buena criba.

-En un viaje emocional «sobre los últimos 30 años de historia de España» ¿qué nota que le sobra y qué echa en falta?

- Sobra miedo y falta libertad. En todos los niveles hemos vivido para atrás. Vamos a menos: menos divertidos, menos solidarios, menos humanos, menos artistas, menos personas. Cada vez somos más número.

-Ha participado en varios proyectos televisivos y ha formado parte de un buen número de propuestas escénicas, ¿en qué faceta se siente más cómodo?

-Cualquier cosa me vale y todas las cosas son siempre las mismas. La tensión antes de salir a escena es la misma y aunque lo que haga sea diferente es siempre la sensación: se sube el telón, pasa algo en estado de catatónia y se baja el telón y vuelves a la realidad. A la decepción.

-Monólogo y música se dan la mano en esta propuesta, ¿resultó complicado ensamblarlas en el espectáculo?

-¿Has visto que en los libros de Murakami vienen canciones intercaladas? En mi libro también. La canciones que han significado algo en mi vida:  la primera emoción, la que cantaba una novia, la primera que canté en público, el mensaje de algo que me llegó en forma de canción, todos esos apuntes sonoros que han marcado mi vida no podían faltar. Cada uno tiene una huella digital y además una huella dejada por las canciones. Yo busqué las mías.

-«El mundo de la tarántula» llega a un certamen universitario ¿cree que conectará bien con el público?

-Espero que sí,  en caso de que no, espero que no resulte aburrida.

-Atesora una amplia carrera artística. Echando la vista atrás, ¿se arrepiente de algo?

-Pues me arrepiento de todo el tiempo que he perdido. Hubo una época  muy negra en mi vida en la que tiré horas por la borda como si fuera a vivir siempre. Una lástima. Otra cosa de la que estoy arrepentido es de haber pretendido ser autodidacta. Eso está bien si tienes una esperanza de vida de mil años. Si no, debes escuchar más.