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El polen de los árboles inicia la temporada de alergias en Ourense

Fina Ulloa
fina ulloa OURENSE / LA VOZ

OURENSE

Santi M. Amil

El abedul y el plátano de jardín son los que ocasionan más problemas en abril

26 abr 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La ropa tendida, los cristales de las ventanas, los balcones, los coches y hasta el suelo aparece estos días en Ourense cubierto de una pátina de color amarillo claro. Es el polen de los pinos, una alerta visible de que la primavera ya se ha instalado en el entorno y, con ella, la floración de árboles y plantas. Motivo de alegría para muchos, pero también de preocupación para quienes sufren las molestas alergias que muchos de esos pólenes generan. Conste que, precisamente el de los pinos, es de los que menos inconvenientes acarrea a estas personas. Así lo recuerda Carlos González de la Cuesta, jefe del servicio de Alergología del CHUO. «Es un polen de tamaño más grande y generalmente se deposita en el suelo fácilmente, con lo cual es más raro que provoque problemas de alergia», señala el especialista.

No ocurre lo mismo con otros que se mantienen flotando en el ambiente y entran en contacto con las personas sensibles a estos alérgenos a través de la nariz y los ojos principalmente. Ocurre, por ejemplo, con especies arbóreas como el abedul o el plátano de jardín, causantes de la mayoría de los problemas en esta época del año. El mes de abril es generalmente el que alcanza el pico polinizador de estas especies.

Aunque nadie está libre de sufrir un alergia de este tipo, es raro entre los más mayores. Lo más común es que el paciente con alergias respiratorias esté por debajo de los 50 y en el caso del polen, el segmento de mayor expresión se da entre los 10 y los 30 años. «Los niños muy pequeños suelen tener más alergias alimentarias y, a partir de los cinco aparecen las de los ácaros. Las relacionadas con los pólenes aparecen a partir de que ya son algo más mayores, salen más y están más tiempo en el parque o en contacto con la naturaleza», aclara González de la Cuesta.

Del antihistamínico a la vacuna

El tratamiento básico para las personas que sufren episodios de alergia leve suelen ser los antihistamínicos. «Cuando ya son procesos moderados, solemos asociarle un corticoide tópico nasal si tiene molestias nasales o colirio para los ojos. Si tiene asma hay que añadirle un broncodilatador y si el proceso es muy molesto una combinación de antiinflamatorio y corticoides», relata.

Pero para aquellos que tienen que sufrir los síntomas de nivel moderado durante varios meses -se calcula que en torno al 5 % de los que sufren esta patología-, la recomendación de los especialistas es la vacuna.

«Este tipo de pacientes mejora muchísimo con la vacunación y pasa de tener síntomas habituales a tenerlos ocasionales», apunta el jefe de servicio del CHUO. Eso sí, el proceso es algo latoso, porque el tratamiento se administra durante cinco años «pero tiene la ventaja de que un efecto remanente. El 80 % de los pacientes se mantiene bien durante al menos cinco años más desde que finaliza la vacunación».

La administración se realiza generalmente por vía subcutánea, con inyecciones mensuales durante ese período quinquenal «aunque para los que tienen miedo a las agujas les recomendamos vacunas sublinguales, que tienen presentación en gotas o pastillas». Según matiza el jefe del servicio del CHUO, el 50 % de los pacientes ya mejora durante el primer año de tratamiento «y aunque lo ideal es empezar en el otoño, antes de la estación polínica, tenemos pacientes que llegan en marzo y aún así tienen buena respuesta».

El mal tiempo retrasó la polinización pero se espera una campaña intensa

«Hasta hace pocos días la alergia estacional ha sido prácticamente inexistente, porque esto depende mucho de la climatología», apunta Carlos González Cuesta. El jefe del servicio de Alergología del CHUO explica que las lluvias han retrasado varias semanas la floración. Pero precisamente esa abundancia de agua hace prever una campaña intensa por la abundancia de vegetación que trae consigo un volumen de polen más alto. «Especialmente cuando se acerque la floración de las gramíneas, entre finales de mayo y junio. Aunque ahora puede haber alguna persona que ya lo nota, es durante esos meses e incluso julio, cuando en nuestra zona tenemos la máxima polinización y cuando aparece más sintomatología», aclara.

Pero en este tipo de patologías, dependiente de los caprichos de la naturaleza, las previsiones pueden fallar. «Si por ejemplo en junio llueve a cántaros, los pacientes van a estar bien», ejemplifica el especialista, que recuerda que Ourense, con varios microclimas específicos, el tiempo puede llegar a ser bastante variable e incierto.

La zona geográfica de la provincia en la que se reside también delimita el mapa de alergias más frecuentes que sufren los ourensanos. Aunque en el caso de las gramíneas no hay prácticamente diferencias, los procesos alérgicos relacionados con el polen de los árboles son más concretos. Son generalmente más comunes en las zonas de montaña las vinculadas al abedul, mientras que en las más urbanas estos procesos suelen aparecer con mayor frecuencia relacionados con el plátano de jardín.