José Manuel Doval y Gabriela Carolina Morelo pusieron en marcha 4 Elementos con 12.000 euros prestados y hoy facturan cuatro millones
16 jul 2018 . Actualizado a las 15:03 h.El destino, caprichoso siempre, pudo haberlos unido en Venezuela, donde ambos nacieron; pero esperó a ponerlos frente a frente en Ourense. Fue en el pub de unos amigos aficionados, como ellos, al hip-hop, donde se enamoraron. Aunque sus trayectorias parecían muy diferentes entonces -Gabriela quería una carrera universitaria y Manuel terminó el graduado escolar «por obligación, porque no me gustaba nada estudiar»-, ambos compartían más cosas de las que sospechaban. Entre ellas, un espíritu de sacrificio y un olfato para analizar oportunidades que les ha llevado a convertirse en empresarios de éxito.
Son los creadores de la marca 4 Elementos, una cadena de tiendas de moda urbana deportiva que ya cuenta con seis locales físicos, además de la plataforma online, y que ha conseguido, a base de tesón, seducir a la primeras marcas internacionales para exhibir sus últimas creaciones. Esas firmas acostumbradas a colocar sus novedades en comercios selectos de las principales y más grandes ciudades, que les veían al principio como si estuvieran locos al dirigirse a ellos para solicitar su mercancía, los atienden ahora encantadas. Y es que 4 Elementos ya no es una tienda perdida en una pequeña capital de provincias. La marca, el estilo y la filosofía que han puesto en marcha en su proyecto, ha enganchado a los amantes de la moda streetwear. «Mucha gente no se cree que esta sea una cadena ourensana, que haya nacido en Ourense y que nosotros seamos los dueños. Piensan que es una franquicia», comenta Manuel. Hoy son seis los establecimientos que lucen la marca; en la capital ourensana tienen dos, más los de Vigo, Pontevedra, Santiago y Madrid. La primera, en 2007, estuvo en la calle Jesús Soria. «Eran cuatro camisetas y cuatro pantalones; casi daba pena», reconoce Manuel viéndolo con la perspectiva que da el camino andado. «Cuando la abrimos a mí me iban a renovar contrato en el supermercado, pero les dije que no y con mi liquidación y doce mil euros que nos dejó la madre de Manuel, la montamos», apunta Gabriela.
Hoy la cadena factura en torno a los cuatro millones anuales, pero para llegar hasta aquí los dos jóvenes tuvieron que transitar un camino basado en el sacrificio. Manuel seguía trabajando a turnos en la empresa para la que estaba contratado. «Si iba por la mañana, salía a las tres, y a las cuatro ya me iba a la tienda para ayudar a Gabriela; si trabajaba de noches, iba de tardes; y si tenía turno de tarde, estaba en tienda por la mañana», narra. A ello se sumaban los viajes para comprar directamente en las distribuidoras. «Si yo me quedaba en la tienda, ella cogía el coche y se iba a Lisboa y volvía en el mismo día. No teníamos dinero para hacer programaciones de compras, así que cuando ahorrábamos algo íbamos a comprar. Así crecimos: cuando teníamos dinero, invertíamos», añade.
Pero no quieren todo el mérito del éxito. «Llegamos hasta aquí porque hemos logrado un buen equipo; por la gente que trabaja con nosotros, que se entusiasman igual que nosotros y han ido sumando al proyecto», explican.
El momento económico, en plena crisis, no ayudó a aquel primer negocio. Reconocen que tuvieron momentos de duda y que muchas veces les dijeron que estaban locos «pero confiábamos en que cuajaría por ser un concepto nuevo. En aquél momento había tiendas de ropa deportiva, pero no de moda urbana deportiva», comenta Gabriela.
El empujón definitivo llegó en 2009. Decidieron cambiar marcas y estilos, dejando las tendencias hip-hop. «Vimos que se estaba muriendo y que, o cambiábamos o cerrábamos». Apostaron por las nuevas líneas de moda urbana que comenzaban por entonces a asomar al mercado de la mano de grandes firmas como Adidas, Nike, Converse, New Balance... «Tuvimos que pelear muchísimo para que nos vendieran y cuando empezamos a tener esa mercancía veníamos acojonados por los contratos que firmas y la presión que tienes; pensando en cómo íbamos a pagar. Eran compras que ahora te dan la risa, de doce pares de zapatillas, por ejemplo», cuentan.
«Nos gustaría llegar a las 50 tiendas y seguir nosotros al frente»
En 2009 llegó también el cambio de la tienda a la calle Samuel Eiján. «Fueron dos años muy duros y gracias a los dueños del bajo, que nos ayudaron mucho, salimos adelante», cuentan Manuel y Gabriela, que no olvidan a nadie de quienes les echaron una mano en su sueño. En 2013 abrieron en Vigo. «Justo encontramos un local en la calle Urzaiz y nos lanzamos». Manuel dejó su trabajo por cuenta ajena e incorporaron a su hermana para poder atender los dos locales, que muy pronto fueron tres, con la apertura de Pontevedra. «Íbamos y veníamos todos los días; llegábamos a las diez de la noche a casa», relatan. Luego llegaron Santiago, la plataforma online, Madrid y, este año, la segunda en Ourense. «Nos gustaría llegar a las 50 tiendas, pero seguir nosotros al frente, sin franquicias», dicen.
Quiénes son
José Manuel Doval. Hijo de emigrantes, nació en Venezuela en 1985 y regresó a Ourense con cuatro años. Tras finalizar el Graduado Escolar, a los 16 años se puso a trabajar en el sector de la construcción y luego en una fábrica de componentes de aeronáutica. En 2007 montó, junto con Gabriela, su primera tienda.
Gabriela Carolina Morello. También venezolana de nacimiento (1983), llegó a Ourense con 19 años para estudiar Laboratorio Clínico. Después comenzó a trabajar como reponedora y cajera en supermercados para mantenerse mientras intentaba entrar en la universidad y hacer Medicina. En el camino conoció a José Manuel, con el que creó 4 Elementos.