Memoria histórica

Miguel Ascón Belver
Miguel Ascón A LA CAÍDA

OURENSE

03 nov 2018 . Actualizado a las 13:46 h.

Durante lo que llevamos de mandato, en el salón de plenos del Concello de Ourense se han adoptado varios acuerdos en torno a la memoria histórica. Se le retiró la medalla de oro al dictador Francisco Franco, se acordó cambiar el nombre a la plaza Alférez Provisional y se aprobó hacer un homenaje a los fusilados en el campo de Aragón. Ayer mismo se dio un paso más en esta línea con un acuerdo para poner en valor el campo do Cumial. Todos los grupos, excepto Democracia Ourensana, votaron a favor de la iniciativa, que partió de PSOE y Ourense en Común.

Los populares ourensanos tienen clara su posición respecto a este asunto pese a los nostálgicos franquistas con los que aún conviven en su partido (por poner un ejemplo, la diputada madrileña que habla Franco como «el caudillo que ganó la guerra hace 82 años»). Y es que la memoria histórica no va de remover viejas heridas, como quieren hacernos ver algunos, sino de reparar a quienes sufrieron las graves consecuencias que tuvo esa dictadura en España. Mientras el dictador está en un mausoleo, miles de españoles están enterrados en una cuneta cualquiera y el Estado no puede olvidarlos a ellos ni a sus familias.

El totalitarismo vuelve a amenazar al mundo occidental y me temo que no tardarán en aflorar también en las instituciones españolas quienes defienden que volvamos a tiempos oscuros de nuestra historia. Todas las medidas que contribuyan a recordar el daño que hacen las dictaduras deberían ser prioritarias. Allá con sus conciencias aquellos que, ante todo esto, se ponen de perfil.