La patronal reconoció la aportación a la economía provincial de cinco ourensanos
23 nov 2019 . Actualizado a las 05:00 h.«As empresas son máis que números: hai cabeza e corazón». Son palabras que pronunció ayer José Manuel Baltar en un acto organizado para reconocer a ourensanos que han dedicado su vida al mundo empresarial. Y los cinco elegidos por la CEO para recibir este homenaje suscribieron el mensaje del presidente de la Diputación. Porque en sus discursos pusieron, precisamente, mucha cabeza y mucho corazón. Por ejemplo, Antonio Piña, que a sus 96 años sigue supervisando la marcha del Grupo Anpian. En el mundo del transporte empezó de manera muy modesta, con una ruta que unía Ponte Barxas con Filgueira. Su pasión por el trabajo, la experiencia que dan los años y el imperativo de calidad que se marcó convirtieron a la firma en un referente. Pero él se resistía ayer al homenaje que, en su opinión, merece más su familia. Rodeado de los suyos, recordó con cariño a su mujer y a sus compañeros en la empresa, sin los que Anpian, sin duda, hubiera sido otra cosa.
La emoción le cortó la voz a Manuel Quintela, otro de los homenajeados, cuando habló de su padre, al que todo el mundo conocía en el sector de los mecanizados como Angelito. Con él empezó a trabajar cuando tenía 15 años. Pero no le tembló la voz para reclamar más apoyo para Ourense. «No somos la provincia más pobre en recursos pero sí en otras muchas cosas. Necesitamos la ayuda de la administración pero sobre todo ayudarnos a nosotros mismos, con coherencia y unión. Porque la administración se da cuenta cuando el empresariado es como una piña. Nunca debemos ir por separado», aseguró contundente, antes de reclamar que se recupere la Cámara de Comercio. Recordó que Ourense es la única provincia gallega que no cuenta con sus servicios. «Ahora mismo a lo mejor mi empresa no lo necesita pero lo que me corresponde es pedir por todos», dijo quien durante décadas estuvo al frente de la asociación de talleres.
La misma línea siguió el discurso de agradecimiento de Mario Dacosta, del Grupo Hispamoldes, que empezó acordándose de los presentes, «pero también de los ausentes», y que aseguró que el éxito de una empresa llega siempre de sus trabajadores. «Ha sido una caminata dura en la que hemos vivido dos crisis importantes. Y todos fueron rescatados, menos los empresarios», afirmó provocando los aplausos de los asistentes al acto organizado por la CEO.
A Conchita Amorín, de Arreglos y Disfraces Amorín, le costó que no se le rompiera la voz al repasar su trayectoria: «Quiero dar las gracias a todas las personas que han pasado por mi empresa en todos estos años y a mis hijos, por la paciencia que tuvieron durante 38 años en los que no les pude atender, como madre, como yo hubiera querido».
Lito Seoane, de las peluquerías que llevan su nombre, apeló al sacrificio y al esfuerzo y aprovechó para hacer balance. «Cuando empecé a trabajar mis sueños eran tener un piso para una peluquería, un R-8, una buena chica y dos hijos». Ayer se mostraba orgulloso de haber superado sus expectativas.
Marisol Nóvoa apeló a la vocación, el esfuerzo y la tenacidad
La presidente de la Confederación de Empresarios, Marisol Nóvoa, aseguró ayer que los homenajes hay que darlos en vida. Y ese es el objetivo de la patronal: perpetuar el reconocimiento «Toda una vida impulsando Ourense», que contó con la colaboración de la Diputación. Sobre los elegidos para este reconocimiento, aseguró que atesoran tres facultades que no siempre coinciden en una misma persona: «vocación, esfuerzo y tenacidad».
Aprovechó Nóvoa su intervención para reclamar unidad en el sector empresarial, tras las recientes disensiones en el seno de la CEO. Y hablando de disensiones, el esquema del acto disgustó al gobierno local de Ourense que envió un comunicado para descolgarse: «É unha falta de respecto institucional non ter sido convocado a participar nin intervir». La CEO aseguró que el alcalde y otros representantes del Concello habían sido invitados (estaba anunciada la presencia del teniente de alcalde, Jorge Pumar, que no acudió tras la queja del equipo de Jácome) y que intentaron «solventar el problema protocolario, lamentando profundamente las ausencias».
Por otro lado, el conselleiro de Economía, Francisco Conde, se inspiró en Leonard Cohen para felicitar a los cinco empresarios, de los que aseguró que habían decidido «non só non ser malos senón ser máxicos».