Estudiantes y docentes del IES Blanco Amor han realizado una réplica para celebrar sus 150 años de vida
21 dic 2019 . Actualizado a las 20:10 h.Este viernes, los alumnos del IES Blanco Amor se despedían de las aulas hasta el año que viene. Había jolgorio en el salón de actos y también nervios. Fue el lugar escogido para inaugurar una enorme tabla periódica expuesta en el patio del centro con motivo del Año Internacional decretado por las Naciones Unidas para conmemorar el siglo y medio de vida de la disposición de los elementos químicos.
Y la química es precisamente el regalo que les brindó a los estudiantes, docentes y trabajadores del centro el hecho de trabajar en la configuración de la tabla. Se inició en octubre bajo la propuesta de la profesora de Física, Sira González, y la de Artes Plásticas, Pilar Sevillano.
Al principio solo iban a trabajar en ella los alumnos de dibujo, pero terminó siendo un trabajo coral que integró a los estudiantes de cuarto de la ESO, primero y segundo de Bachillerato. A ellos se unieron los operarios de limpieza y hasta el dueño de la cafetería. Todos pusieron su grano de arena para sacar adelante el proyecto, que también dio rienda suelta a la imaginación de los adolescentes del instituto.
Por ejemplo, el símbolo del uranio aparece representado con el dibujo de la central nuclear de Springfield, la eterna ciudad de «Los Simpson». El actinio, por las dos letras del inicio de su denominación, despertó el rockero que alguno de los alumnos lleva dentro, que trazó las letras del grupo australiano AC/DC. Y el fermio, también por las letras que lo identifican, fue representado con las siglas FM de la radio.
Un mural con vistas al futuro
Brais González, de 17 años, es el ideólogo de haber vinculado a la serie creada por Matt Groening con el uranio. Su idea es que, con el tiempo, estudie alguna carrera relacionada con la química. «Esta tabla es como si dejases aquí tu sello. No es como una orla u otra cosa», decía.
A su lado, Iria González, de la misma edad, piensa en cursar Matemáticas. Les queda medio año para decidir qué camino seguir, pero se enorgullecía del paso de, con la tabla, haber conocido mejor a sus compañeros: «Es la tabla participativa. Hay gente que no la conocía y comenzó a investigar sobre ella tras ayudar».