El emblemático pub del casco histórico de Ourense cierra sus puertas tras más de 38 años de cerveza y música rock and roll
11 ene 2020 . Actualizado a las 16:10 h.Pocos locales hay tan míticos en el casco histórico de la ciudad como el Bar. Sí, el bar Bar. Ese pub surgido a principios de los ochenta con la única finalidad de convertirse en un pequeño templo del rock and roll ourensano. Situado desde entonces en el número 6 de la calle Gravina, o lo que es lo mismo, en el escueto callejón que lleva del Corregidor a la Catedral. No tardó mucho en conseguir ser ese refugio de buena música para los roqueros de la ciudad y ahora, 38 años después, se despide de todos ellos.
El Bar cierra sus puertas y en la que fue su última noche dejó el listón muy alto, repleto de melómanos y nostálgicos. Jose Luis López, inquilino actual del local junto a su mujer, Rosa Hermida, puso música en la sala por última vez la noche de Reyes. «No recuerdo hacerme fotos con tanta gente nunca. Fue una noche triste pero, sin duda, también entrañable y que quedará para el recuerdo», explica el propietario. Decenas de ourensanos desfilaron por la alargada barra del pub este domingo para tomarse apoyados en ella una última Estrella mientras de fondo sonaba una de Extremoduro, de AC/DC, de Héroes del Silencio o de los patrios Los Suaves. Estos últimos forman parte del amplio listado de clientes habituales.
Fue el primer pub de la zona de los vinos y el único que puso rock durante muchos años. Larga vida al Bar"
«Desde los propios Yosi y Charly Domínguez hasta futuras promesas de la música ourensana han pasado por aquí un montón de noches», amplía Jose. Es inevitable como bien explica Rosa: «El Bar fue el primer pub de la zona de los vinos y el único que puso rock durante muchos años». Aún así, además de músicos el lugar tuvo desde sus inicios un gran porcentaje de clientela fija con gustos tan variados como lo eran sus edades. «Aquí las cosas funcionaron siempre bien. La música, sobre todo si es buena, une y consigue que el ambiente sea el mejor para divertirse y disfrutar a la vez de la compañía», dice el ourensano. Tanto es así que el matrimonio acabó acostumbrándose a recibir a los hijos de sus primeros consumidores. «Al principio nos resultaba extraño pero últimamente ya hasta nos hacía ilusión porque muchas de las veces que pasaban por aquí a tomar algo venían juntos, padres e hijos», afirma Jose. Él y José Luis Casal, Zeta, son quienes estuvieron estos últimos años detrás de la barra.
Rosa y Jose no fueron los fundadores del Bar. Lo adquirieron cuando ya acumulaba trece años de andadura y ampliaron su trayectoria otros veinticinco más. «Para nosotros este sitio ha supuesto una de las etapas más bonitas de nuestra vida. Podríamos pelear un par de años más pero la política local nos dificulta muchísimo seguir trabajando y preferimos retirarnos», explica el hostelero, que lleva meses adaptando sus instalaciones para poder seguir la normativa. Así, deja la puerta abierta a una posible reapertura: «Si alguien quiere alquilar el local al propietario, por nuestra parte le facilitaremos todo lo relacionado con el nombre y el estilo del pub. Incluso le regalamos el letrero. Larga vida al Bar».
Es inevitable que la emoción se sienta a flor de piel cuando se trata de cerrar un proyecto que ha sido tan emblemático, ya no solo para el matrimonio que hasta ahora lo dirigía, si no para toda la ciudad. Jose bromea: «Esto podría llevarme a pedir una baja por depresión». Pero justo en ese momento Rosa deja de contestar a mis preguntas porque algo se le atasca en la garganta. Serán los recuerdos de este último cuarto de siglo, el esfuerzo por levantarlo o, simplemente, la tristeza por despedirse de lo mejor de estos años «Nuestros clientes». Ellos seguirán dando vida al rock and roll ourensano desde el Lokal, así que nos vemos en los bares.