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MIGUEL VILLAR

La galería de arte Tony Ferrer en la capital despide y abre el año con la exposición colectiva «Entre amigos»

20 ene 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

La galería de arte y estudio de escultura Tony Ferrer, presenta la exposición colectiva Entre amigos, una polifonía artística de la que forman parte, entre otros: Ehlaba Carballo de Dios, Antonio Souto, Paco Ascón, Miguel Coello, De la Torre, Eligio Docabo, Dagraña y el anfitrión y director del espacio, Tony Ferrer.

De cada autor tres obras, una trilogía compleja para unificar las distintas expresiones y miradas del proyecto expositivo.

Pintura y escultura dialogan con el espacio Ferrer, un lugar activo de creación y estudio de trabajo en el que realiza talleres de formación. La obra que presenta Ehlaba, de la serie Un tronco y un círculo subraya el diálogo de la naturaleza con el aspecto más trascendental del espíritu humano.

El bosque como elemento físico e intelectual, alimento ascensional de lo infinito, espectro visible de lo espiritual que conecta cielo y tierra, iluminando el contexto narrativo con una luna de cuerpo en suspensión que refuerza el valor significativo de la luz sobre el fondo que enfrenta en una obra dominada por tonos fríos y se revierte en la otra composición de tonos cálidos. La dualidad del paisaje interiorizado y expresivo, vívido e idealizado, transformado en símbolo. La tercera composición que presenta estructura un lenguaje abstracto de gran equilibrio sustentado por la tendente horizontalidad multicromática que en los estractos apilados alcanzan la casa y el universo en un eclipse de azul como la memoria.

El escultor Antonio Souto revela la naturaleza del material, su transparencia para visibilizar el vacío, resignificando los usos, giros y desplazamientos que surgen de la pieza hermética que se va liberando del volumen tubular a través de distorsiones que abren y deforman su naturaleza de hierro o acero inoxidable al expandirse e introducir el vacío en el interior de la pieza como un diálogo entre las funciones y disfunciones del individuo y la sociedad entre lo íntimo y lo externo, los cambios en la apariencia que transforma el tiempo. Una reducción figurativa en sus estructuras biomorficas, ora Náufragos ora Venus. Mujeres, Maternidades y Sirenas en estructura unitaria.

Las obras del pintor Paco Ascón tienen su marca inconfundible. Una sensibilidad lírica impregna la atmósfera de sus composiciones con un halo de ensoñación en la sublimación del paisaje. Es el puente de Baños de Molgas un espléndido óleo en el que se materializa el tópico literario de Locus amoenus o lugar idealizado con connotaciones de Edén, jardín del Decameron de Boccacio, lejos de la cotidiana vulgaridad de la ciudad, un lugar femenino como el del Sueño de una noche de verano o en Tito Andronico. Égloga contemporánea con matices únicos. Esta fórmula se refuerza en el original encuadre y su realismo fotográfico, contraluces expresivos y las perspectivas infinitas en Santa María Nai. Sorprende el dinamismo que desprenden los peliqueiros en Entroido de Laza honrando al carnaval de mayor antigüedad de Galicia. Paco Ascón es comisario del proyecto solidario Unha viaxe solidaria e creativa á vida que está preparando su próxima edición.

El crítico y artista Miguel Coello exhibe un ejemplo de maestría técnica. Un monumental peliqueiro muestra en su careta un ALF sorprendido. Ironía y destreza, inteligente uso del color expresivo y aguda pincelada. Dos magníficos retratos, uno de Ferrer y otro heroico como dignificación del oficio del músico tradicional.

Dagraña a través de la escultura investiga las posibilidades de los materiales y su proyección en el espacio. Remite a la obra de Adolfo Schlosser en el equilibrio de las armonías abstractas, texturas y naturalezas.

Lito Docabo, despliega un abanico de propuestas estéticas. Cabe destacar su espléndida forma de captar la atmósfera en paisajes emocionantes e inclusivos que trasladan al espectador a la naturaleza insólita de un paisaje interior con una paleta cromática que subraya la función del color como vehículo sensorial y una interesante definición del espacio desde encuadres sorprendentes. Visiones líricas de gran elegancia y equilibrio en los tonos fríos y en las iluminaciones con trepidación de estrellas.

Es en la reserva del color donde el trazo se sintetiza de manera conceptual y expresiva.

De la Torre analiza el paisaje ausente de rastro humano en horizontes que se desvanecen hacia un infinito lejano coronado por montañas invisibles.

A modo de bosque de esculturas las obras de Ferrer, hilo conductor del recorrido plástico. Su iconografía se materializa en ángeles, maternidades, venus y parejas.