Hace ya unas semanas, cayó en mis manos el último homenaje dedicado a la obra de Joaquín Sabina. Un tributo de esos en los que te preguntas quién cantará tal o cual canción. Y debo admitir que me fui directo a la mítica Calle Melancolía, al ver que su intérprete era Robe Iniesta.
Y es que lo del otro, en el titular, solo es porque el mago de Fuentealbilla se convirtió casi en extraterrestre con aquel gol de la final mundialista, en el Soccer City de Johannesburgo. Que van casi diez años y hablaban de repescarlo en el Barça. Por su parte, Roberto, guitarrista, compositor y cara visible de Extremoduro, también vino al mundo en un pequeño enclave de interior. En Plasencia vendió participaciones a mil pesetas como pago adelantado por su primera maqueta, que distribuyó después por las provincias de Cáceres y Badajoz. Pero el talento sale a flote, con su grupo, en solitario y hasta visitando el número siete de la calle más famosa de la música española, mezclando guitarras potentes con las notas clásicas y su singular voz.
Robe se reinventó una y otra vez. Es inspiración de muchos. El mismo Carlos Canal, nuestro ciclista profesional del Burgos BH, confesó que Extremoduro suena en sus cascos cuando sube al rodillo. Algunos acusan al músico de flirtear con el pop, pero prevalece su personalidad, como la del joven Fran Justo a la hora de moldear un Ourense CF que es el único capaz de perseguir al todopoderoso Compos. Como sello de identidad es el que porta la UD Ourense en su legado y en las claves de su futuro. El derbi está a la vuelta de la esquina y le pondré la banda sonora del otro Iniesta. Dale caña.