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El arte de curar

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OURENSE

Las obras de arte están repartidas por las salas y consultas de Clínica Casiano
Las obras de arte están repartidas por las salas y consultas de Clínica Casiano MIGUEL VILLAR

Las consultas de Clínica Casiano atesoran la obra de artistas ourensanos

08 feb 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

«La finalidad del Arte es curar. Si el arte no sana no es verdadero». Jodorowsky.

Llevar el Museo a la sala de espera de la consulta médica, a los despachos, y promover y valorar la obra de los artistas contemporáneos ourensanos, reivindicar la importancia de la expresión plástica como sustancia inherente al ser humano, connatural sensibilidad de nuestra marca como especie. Una democratización de la cultura como elemento vehicular del grado de evolución de una sociedad.

El fisioterapeuta José Manuel Vázquez Casiano, alma máter del proyecto, veterano profesional en el arte de sanar con más de 37 años de experiencia, reúne en sus modernas instalaciones, un equipo humano formidable formado por los mejores profesionales de distintas especialidades médicas en Clínica Casiano. Sobrevolando la poética de los no-lugares, itinerarios encrucijada de sala de espera donde ese territorio del cuerpo delimitado por la piel parece tensarse expectante en la pausa obligatoria de la estancia, el paciente se convierte en voyeur diletante de un espacio suspendido al deambular por el espacio-camino de una clínica convertida en Museo contemporáneo que organiza consultas y despachos en torno a salas que llevan el nombre de un artista y atesoran en su interior una obra del mismo.

No es este el primer proyecto que realiza Casiano, siempre comprometido con el arte, los artistas y su ciudad, habiendo diseñado una fantástica rehabilitación para la Plaza de Abastos cuyo plano incluía un centro de arte contemporáneo. Tal es su fascinación por el arte que ha hecho de su clínica, museo que promueve el valor de la plástica ourensana, consiguiendo transformar unos espacios de tránsito en hábitat de identidad, cultura, sanación y arte.

En las salas de espera domina la escultura. Acisclo Manzano muestra una magnífica colección de obras, presencias orgánicas de terracota policromada multiplican sus rostros incididos, cuerpos retorcidos en el escorzo dibujado por sus oquedades que parecen expandirse volubles en el espacio haciendo un pulso a la ingravidez. En la sala Buciños aguarda la figura femenina acariciando con ternura su vientre hipertrofiado en la espera ilusionada de la mujer embarazada. Soberbio busto de broce patinado, reproduce con virtuosismo los paños mojados que evidencian la geometría de sus volúmenes.

La sala Luis Estévez está presidida por una magnífica talla de madera del ínclito y sorprendente artista, capaz de trasladar a la mirada contemporánea rasgos primitivistas con una reducción del símbolo figurativo a lo esencial en las marcas, matices y profundidades, el misterio de unas formas convertidas en icono físico y conceptual. Hieratismo en el mutismo distante con naturaleza totémica y simbólica de Venus y una fisicidad palpitante de estilo sinteísta, libertad, honestidad y valentía insólitas.

Retorciéndose sobre su dilatado cuerpo con una energía y elasticidad sorprendente, uno de los desnudos de Ramón Conde preside su sala con su volumen carnal y la transgresión de su carga psicológica.

El despacho de Bázquez Ribada exhibe dos paisajes realizados sobre superficie plástica con su personalísimo trazo y un talento tan inextricable como único.

Un espléndido lienzo formado por 6 tramos de obra centra la sala Leandro Sánchez con virtuosismo hiperrealista. En la Manolo Ebra, el artista aproxima la sensación de incomunicación y soledad en medio de la muchedumbre, surrealismo conceptual próximo a Magritte y Ernst.

La sala Baldomero Moreiras atesora en su interior una figuración dominada por la línea y paradójicamente tendente a la abstracción. Una acuosa marina de Guillot en el despacho E y el F es de Álvarez Tejada. Gilberto Rey aporta una obra surrealista y la sala José Bendaña remite al expresionismo abstracto americano. Ricardo Bendaña exhibe una efervescente obra en lenguaje Pop de magnífica factura. En la sala 10 comparten espacio Carrabouxo y su hijo Xoan. Técnica mixta de Manuel Penín y dos monumentales pinturas franquean la Sala dedicada a Zapata. Escena inacabada de baño tiene la pincelada de Rober que aboceta las delicadas anatomías como en una coreografía interrumpida.

La sala Vázquez Prats custodia un magnífico paisaje y una marina la sala Nelson Zumel. Siempre sorprendente en su lenguaje de neón bícromo, Mon Devane y el vitalismo de los pájaros de papel de Jana DK. En la sala Jaime Quessada vibra el esplendor del genio y en la sala Poldras el del maestro del grabado, entre otras Salas dedicadas a artistas donde el arte sale al encuentro.