«El 80 % de los pacientes con glaucoma mantiene visión útil»

María Cobas Vázquez
maría cobas O BARCO / LA VOZ

OURENSE

Paula Vázquez de Parga es oftalmóloga en el CHUO
Paula Vázquez de Parga es oftalmóloga en el CHUO Santi M. Amil

La oftalmóloga del CHUO Paula Vázquez recomienda revisar la vista a partir de los 40

12 mar 2021 . Actualizado a las 12:43 h.

El paciente va perdiendo visión periférica pero al ser algo paulatino, el ojo se va acostumbrando y la persona con glaucoma no se entera. Porque puede ser que vea al 100 %, pero solo por el centro y acaba teniendo una visión de cañón de escopeta. «A esa gente le decimos que no puede conducir, y no lo entiende, porque ve bien... Pero es que si viene un coche por un lateral, no lo detecta», explica la oftalmóloga Paula Vázquez de Parga, responsable de la unidad de glaucoma del CHUO.

Ese «no notar nada» hace que se demoren las primeras consultas, aunque cada vez menos, porque hay más concienciación entre la población. Y la premura es fundamental, porque el nervio dañado no se recupera. Es por eso que Vázquez apela a la necesidad de las revisiones. «A los 40 si uno tiene antecedentes familiares» -ya que la genética es determinante, y más en la provincia de Ourense, donde la herencia nórdica provoca un glaucoma más agresivo- debe acudir a una primera consulta; y antes de los 45 cualquiera. Sirve para detectar los primeros indicios de tensión ocular (el síntoma que lo evidencia, aunque también hay casos de glaucoma sin él), y, sobre todo para hacer un informe que se usará como base en el futuro para ver si ha habido cambios en lo que se refiere a la tensión ocular o el nervio óptico.

El glaucoma afecta al 6,5 % de la población de más de 65 años, por lo que a partir de ese edad hay que hacer revisiones cada dos o tres años. Si se controla de inicio, se convierte en una enfermedad crónica que se puede atajar de varias maneras. Si ya el glaucoma está avanzado cuando se detecta, puede desembocar en ceguera. No es lo habitual. «El 80 % de los pacientes mantiene visión útil toda su vida», explica Vázquez. Además de por genética, los diabéticos y los miopes tienen mayor predisposición.

El tratamiento empieza con colirios que se echan de noche. En esto se ha avanzado mucho y no tienen efectos secundarios. Y se esperan avances. «Está en estudio un dispositivo que se colocaría en el fondo del saco del ojo, que va liberando gotas seis meses. Eso será un avance importante, sobre todo para la gente de más edad, que a veces se olvida de echar el colirio o tiene dificultades para hacerlo», explica la especialista. Un segundo paso sería el tratamiento láser en la consulta de oftalmología, y ya en una tercera fase se hablaría de cirugía. Desde hace años, en Ourense optan por el MIGS, una técnica mínimamente invasiva; que es menos eficaz que la cirugía tradicional (la última opción), pero tiene menos complicaciones postoperatorias.