Javier Prieto, Theodora Papadopoulou y Miguel Veiras acaban de reabrir la tapería Cocote en pleno casco histórico
19 ago 2021 . Actualizado a las 05:00 h.La historia de Javier Prieto y Theodora Papadopoulou supera fronteras. Se conocieron en Miami. Él, hijo de ourensanos; ella, de madre venezolana y padre griego. Se enamoraron. Se casaron en Grecia y cuando llegó su hija Anastasia decidieron mudarse a Ourense. Aquí pusieron en marcha su gran proyecto, el restaurante Cocote, en la zona de As Lagoas. La cosa fue bien hasta que la pandemia terminó con sus expectativas y tuvieron que cerrar. Pero la vida aún les tenía una sorpresa guardada. «Un local increíble. Enorme, en mitad de los vinos de Ourense y lleno de posibilidades», cuenta Javier. Cuando les propusieron alquilarlo no lo dudaron, sería el nuevo espacio para el nuevo Cocote. En esta versión renovada se embarca también el hostelero ourensano Miguel Veiras. Él se encarga del servicio y el matrimonio manda en la cocina, que tiene una gran peculiaridad: están especializados en comida griega. En Cocote, ahora situado en la rúa dos Fornos, justo frente al restaurante Acio, pueden degustarse la mayoría de elaboraciones típicas de Grecia. Hacen spanakopita, una especie de empanada de masa filo rellena de espinacas y queso. También ensalada horiatiki, que lleva queso feta y aceituna de Kalamata; o saganaki, que es un plato a base de queso frito con frutos rojos. No falta la salsa tzatziki, a base de yogur griego, pepino y ajo; ni el souvlaki, que son brochetas de pollo marinadas con pimientos. Algunos de estos platos, y otros más, conforman la tabla griega de Cocote, el plato más pedido de la casa. «Trae un poquito de todo y es perfecta para compartir, así que está funcionando muy bien. Creo que los ourensanos siempre estamos dispuestos a probar cosas nuevas y la cocina griega es muy mediterránea, así que está gustando mucho y nosotros muy felices por ello», admite Javier. Es una cocina muy equilibrada y natural. Además tienen pulpo a la plancha, gyozas, ensaladas y varias opciones de carne. Todo en un espacio completamente renovado, donde hace más de 30 años —los que llevaba cerrado el local— estaba la taberna San Lorenzo. Ahora toca probarlo y, como dirían en Grecia al brindar: ¡Yiamas!