Queda ya menos de un mes para que un sueño colectivo de los ourensanos se haga realidad, comunicarnos en tren con Madrid invirtiendo un tiempo de dos horas y quince minutos.
El ferrocarril como modo de transporte más sostenible y respetuoso con el medio ambiente integra plenamente a Ourense, puerta de la alta velocidad a Galicia, en la Red de Ciudades AVE. El amplio número de servicios y plazas que ofrecerá RENFE incrementará la llegada de turistas que disfrutarán los grandes atractivos de nuestra provincia al tiempo que abrirá a los ourensanos nuevas oportunidades profesionales, empresariales, comerciales y laborales.
Estoy muy orgulloso, y creo que todos debemos estarlo, de esta magna obra de ingeniería que discurre por unos espacios de enorme complejidad orográfica y geotécnica que, gracias al buen hacer de ADIF-AV y de las empresas adjudicatarias, fueron salvados con la construcción del 60 % del último tramo, en túnel o en viaducto.
Desde la comisión de Fomento del Congreso he tenido la oportunidad de hacer durante más de dos décadas labores de impulso, control y reivindicación parlamentaria de esta infraestructura. Debatiendo y aprobando mociones y proposiciones no de ley, muchas de ellas en consenso con otros diputados de BNG y PSOE, interpelando a ministros y altos cargos populares y socialistas, reclamando licitaciones, dotaciones presupuestarias y su ejecución, etcétera.
Ha costado mucho llegar hasta aquí. Hubo momentos en los que fue necesario hacer una firme defensa del AVE a Galicia ante insolidarios ataques de sectores del nacionalismo catalán que querían marginar las inversiones ferroviarias en el noroeste, pese a que ellos ya las disfrutaban.
Hay que destacar el tesón y liderazgo del presidente Feijoo, gran conocedor de las infraestructuras e incansable trabajador en pro del AVE, al igual que el compromiso del presidente Rajoy y la ministra Ana Pastor que lo impulsaron con la financiación necesaria para avanzar en momentos difíciles.
De la sociedad civil, es justo reconocer el trabajo de dos ourensanos: Xosé Carlos Fernández, gran valedor del ferrocarril gallego y Manuel Martínez Rapela, desde el ámbito empresarial. Y necesario agradecer también el seguimiento de los medios de comunicación en torno a esta infraestructura, ya que su apuesta decidida hizo que nunca decayera la bandera reivindicativa, estimulándonos a los responsables políticos a esforzarnos.
La llegada de la alta velocidad a Galicia es un triunfo de todos los gallegos y demuestra, en mi opinión, que la política solo tiene sentido como servicio a los ciudadanos. Es momento de celebrar y de seguir trabajando en la variante exterior y en la estación intermodal de Ourense.