«Cando te levan á uci é criminal, só podes pensar no malo, no peor»

María Cobas Vázquez
maría cobas OURENSE / LA VOZ

OURENSE

Fernando Pazos y Aurelio Saínza comparten habitación en el CHUO tras haber pasado por la uci debido al coronavirus
Fernando Pazos y Aurelio Saínza comparten habitación en el CHUO tras haber pasado por la uci debido al coronavirus SERGAS

Fernando Pazos y Aurelio Saínza están hospitalizados por coronavirus en el CHUO

27 dic 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

No tienen muy claro cómo se contagiaron de coronavirus, pasaron los días de aislamiento en casa sin demasiados síntomas, cuando esperaban el alta su estado empeoró y tras ir a Urgencias del CHUO acabaron ingresados, unas horas primero en planta y después, en vista de que no mejoraban, varios días en la uci. Ahora, ya recuperados, ambos comparten habitación en el Hospital de Ourense, a la espera de que hoy o mañana puedan recibir el alta. Es la historia en común de Fernando Pazos, vecino de Melón de 50 años, y de Aurelio Saínza, ourensano de 60.

«O medo xa pasou, o susto non», reconoce Aurelio. Cuenta que pasó todos los miedos imaginables cuando el médico le dijo que le llevaban a la uci. «Venche o mundo enriba, porque tampouco me atopaba tan mal, non estaba afogado», dice, y porque todo se complicó cuando debía recibir el alta. Aurelio pasó la cuarentena en casa, con mucha tos y dolor de estómago, pero sin fiebre. Al cumplirse los diez días y poder salir del aislamiento, su hija (que es enfermera) le miró la saturación en sangre. La tenía muy baja, así que llamaron al PAC, desde donde les derivaron a Urgencias. Aurelio pasó una noche en planta antes de que le trasladasen a la unidad de críticos, en la que pasó seis días. Desde el jueves están en planta.

Las fiestas navideñas «foron moi duras, porque un aquí e outro alí é complicado», dice en referencia a su mujer, con quien mantiene comunicación constante a través del teléfono, al igual que con sus dos hijos y sus nietos. «A ver se en Noitevella podemos xuntarnos, pero os mínimos, que hai que ir amodo», resalta. Y lanza un mensaje: «Hai que andar con coidado, porque parecía que coas vacinas estaba todo feito, e vese que non. Pensas que a un nunca lle vai vir, e mira como acabei eu».

Su compañero de habitación, Fernando, dio positivo el día 7, en un brote que afectó también a su mujer y a su hijo pequeño, de 11 años. El mayor, de 16, no se contagió. El 13 llamó a su médica de cabecera «porque me atopaba moi mal, con febre e moita tose, e non podía respirar». A las seis de la tarde le subieron a la habitación tras confirmar que tenía neumonía bilateral, y a medianoche le llevaron a la unidad de críticos. «Uci é unha palabra moi fea, porque só pensas no malo. Se puideras pensar en positivo, sería mellor, pero a cabeza só che vai a que te entuben ou a morrer», reconoce. Fernando siempre estuvo consciente y no llegó a precisar intubación, «pero estiven ao límite», cuenta un hombre que no tenía patologías previas y que no fuma. «Fixen deporte sempre, cóidome, estaba como un touro... pero o coronavirus enganchoume e doume forte», relata. Estaba vacunado con las dos dosis y a la espera de recibir la de refuerzo, «pero xa non cheguei».

La celebración de Nochevieja será por todo lo alto (aunque restringida a la familia), porque tienen que recuperar la Navidad perdida. «Estar lonxe dos fillos nestas datas é criminal», relata. Y continúa: «As festas que pasei, que pasamos, non llas desexo a ninguén». Mientras espera el alta, recupera las rutinas perdidas durante su estancia en la uci, como ducharse o mirar por la ventana. «Son cousas pequenas que valen un mundo», remata.