La suite escarlata

Tareixa Taboada OURENSE

OURENSE

Santi M. Amil

Paisajes rítmicos de María Xesús Díaz en el Espacio de Arte Roberto Verino

21 feb 2022 . Actualizado a las 16:01 h.

«E nada é un fragmento isolado/crear é atarse necesariamente/ á azarosa combinación/ de todas as cores e matices/ o corazón contráese e dilata/ entre o visible e o invisible/ a paisaxe faise paisaxe», Eva Veiga.

El cada vez más considerado Espacio de arte Roberto Verino, coordinado por Tita González Pazos, comisaria del proyecto artístico planteado como un escaparate expositivo integrado en el corazón de la tienda que el famoso diseñador de la capital ourensana, dedica a la promoción, visibilidad y compromiso con la cultura y el mundo del arte, constituye un innovador diálogo entre diseño, moda y las artes plásticas con nombre propio. El acto inaugural fue introducido por el célebre diseñador Roberto Verino y la realizadora audiovisual Patricia Nogueira que participa con un emotivo texto en el catálogo junto a los de Gustavo Pernas, Carlos López Bernárdez, Pilar Pallarés, Aurora Marco, Pedro Cabarcos Quintela, Adela Nogueira entre otras aportaciones como la partitura que R. Groba Otero dedica a la pintora.

El Espacio de Arte presenta la exposición titulada Manchas Masas Trazos en homenaje al poema de Eva Veiga inspirado en la artista María Xesús Díaz. Esta colección de carácter inmersivo, apela al espectador convertido en sujeto activo. La filosofía de Nietzsche parece suscitar aspectos enigmáticos que afloran en la interpretación subjetiva de la obra. Una crítica atemporal al positivismo caracterizado por el afán de traducir la experiencia y las emociones en algo mensurable y cuantificable, incurriendo a menudo en reduccionismos y simplificaciones excesivas de los fenómenos de la realidad. Podría ser que la artista quiere recuperar el misterio que habita en lo real a través del desarrollo de una idea en las masas de textura variable de los empastes, estructuralmente construidos que delimitan la superficie plástica como espacio que origina un paisaje en el álbum de recuerdos del espectador que en un inesperado y sinfónico deja-vú se apropia de las sensaciones y emociones que María Xesús Díaz traslada en cada pincelada convirtiendo cada lienzo en un escenario, una propuesta abierta a la interpretación libre en el ejercicio de la mirada, una ventana a la imaginación del diletante observador en el duermevela de lo real y lo imaginario, la pugna entre lo cotidiano y lo fantástico y la inmensidad de lo infinito. Ambientes cinéticos y atmósferas sinfónicas suspendidas en equilibrio en la apnea provocada por el vértigo del arte y la premura inestable de lo existente, traspasando la frontera entre el espacio pictórico y el espacio real para reemplazar el sentido y la función del arte con otros criterios que implican al espectador- hacedor de su experiencia y concentra en la creación, un dispositivo activo de crecimiento afectivo e intelectual. Paisajes en conflicto, cronograma de una partitura de espacios íntimos en la externalidad de la naturaleza y del instante emocional construido con la severidad de lo analítico. Yuxtaposición de materiales y sustancias que estructura en paisajes expansivos generando concreciones de energía ilimitada y vitalismo. Reverberación de sombras punzantes arrojadas por el trazo gestual, trémulas luces en semitonos artificiales, inmóviles.

Un aprovechamiento de las capacidades expresivas de la superficie plástica por medio de elementos plásticos, manchas, masas de color, trazos, geometrías que construyen el hábitat orgánico de estos paisajes. Emoción y empastes de óleo u acrílico, abstracciones líricas que generan un magma pictórico de chorreos directos y reservas con lenguaje existencialista, un caligrama musical plástico y poético heredero de superficies erosionadas, sedimentos que son instantes, eclecticismo de expresiones y disciplinas que originan múltiples lecturas. Siluetas que se rompen en torno a un denso núcleo y formas biomórficas que fusionan proximidad y distancia hacia una progresiva pérdida de la materia que remite en su calidad de abstracto, a las formas fluidas en proceso de evaporación de Turner, sus fondos abigarrados y deliberadamente enturbiados por una confusión de ruidos emocionantes, diluyendo los límites entre naturaleza e imaginación con el efecto espejo que reverbera, trepida y diluye los contornos de un paisaje lírico que silencia o expande en golpes de luz las voces y altera las percepciones. Heredera de la abstracción orgánica de Kandinsky, más psicológica que retiniana, sinfónica con la plenitud simbólica de formas no referenciales y una voluntad biológica de romper las ataduras para expresar la interioridad del alma.