Fue docente de varias generaciones de alumnos de los institutos de Celanova y Otero Pedrayo de la capital
06 abr 2022 . Actualizado a las 13:28 h.Con la celebración de las exequias por el eterno descanso de Agustín Madarnás González, damos nuestro último adiós a aquel que fue compañero nuestro por más de 50 años.
Natural de Santa María de Villar de Vacas, ayuntamiento de Cartelle. Estudió en el seminario de Ourense y se licenció en Teología en la pontificia universidad de Comillas con sede en Santander. Fue ordenado sacerdote en el año 1952, año en el que se integró como formador y profesor en el seminario menor. Agustín Madarnás formó parte del grupo de los sacerdotes que dieron relevo a los padres Paúles en el seminario menor, en tiempos del obispo Francisco Blanco Nájera.
Coadjutor en la parroquia de la Santísima Trinidad y, desde allí, impulsor de la creación de la nueva parroquia de Santa Lucía de Rairo. Fue profesor de Religión y Moral Católica en el instituto Otero Pedrayo desde el año 1959 y canónigo penitenciario por oposición de la catedral de Ourense desde el año 1965. Fue consiliario de los hombres de acción católica, movimiento que conocía a la perfección y que alababa, defendía e impulsaba con gran ardor.
Formó parte del equipo diocesano de sacerdotes que dieron a conocer los contenidos teológicos, bíblicos, litúrgicos y pastorales del concilio Vaticano II. Trabajó incansablemente en la información religiosa diocesana en Radio Popular de Ourense, se implicó en las catequesis sobre temática conciliar, organizando cursillos, convivencias, ejercicios espirituales.
Agustín fue por mucho tiempo presidente del Montepío en la diócesis de Ourense y uno de los responsables directamente implicados en la gestión de la entrada de los sacerdotes en el régimen general de la Seguridad Social.
Más tarde opositó a la cátedra de latín, siendo profesor del IES de Celanova y del IES Otero Pedrayo de Ourense. En el terreno de la enseñanza fue promotor del grupo sindical ANPE en la provincia, prestando con ello gran ayuda a sus amigos y compañeros, los profesores y personal administrativo.
Buen conocedor del mundo del fútbol y muy bien relacionado con los entrenadores (+Luis Soria) y jugadores del Ourense y del Couto en sus tiempos de gloria.
Según la norma de entonces, al jubilarse en la enseñanza, pasó también a ser canónigo emérito de la Catedral. Miembro del consejo presbiteral diocesano en representación de los sacerdotes mayores y enfermos. Falleció con 93 años.
La calle del Paseo le recordará como hombre afable, cordial, con un saludo afectuoso para todos y siempre con algún problemilla a plantear para fomentar la conversación, animarla y estirarla un poco en el tiempo.