El maleficio de Diomedes

TAREIXA TABOADA OURENSE

OURENSE

Miguel Villar

Al Sola revisa mitos contemporáneos y clásicos a través de su pintura

28 jun 2022 . Actualizado a las 18:11 h.

«Cuanto más hierro haya en la boca del caballo, más lejos se está del arte». Podhkjasky.

El artista oriundo de Verín, Alfonso Sola Limia, presenta una colección de acrílicos sobre lienzo como proyecto específico para la Oficina de Turismo del Concello de Monterrei, en el antiguo Hospital de la Trinidad, articulada en base a distintas series temáticas que se adaptan al histórico y recuperado espacio expositivo.

Se diferencian claramente en sus intereses plásticos, hallando un autorretrato fechado en el 2019 del artista de mirada desafiante e introspectiva que se enfrenta al espectador desde una deconstrucción de la imagen plástica, una desfiguración de lo concreto, para, a través de la superficie, de la piel que enmascara, recubre y protege, encontrar la personalidad y las tripas, el matiz psicológico que subyace. Confrontando trazo gestual con masas cromáticas y mancha como atmósfera, crea una suerte de planos articulados sobre fondo plano para enaltecer a la figura que cobra absoluto protagonismo y en los empastes y fluidos logra, diferenciar luces y sombras a través de puntos de luz interesados que sugieren volúmenes y perspectivas.

Retratos de gran formato en la primera altura del espacio de Francis Bacon y del sobrehumano pintor postimpresionista Vicent Van Gogh, que se representa con audacia en la energía cromática de los colores flúor. Cabe, en esta obra, destacar el trazo gestual dominante y empastado que recuerda el ímpetu emocional y apasionado de las largas y ondulantes pinceladas en espiral del genio de Zundert, atravesando la obra de dinámico vitalismo, y que en los de Francis Bacon, reverencia la pintura y el expresionismo descarnado del paradigmático autor, pero con una caligrafía artística que mezcla la revisión de un vocabulario plástico baconiano en el que se inspira para transformar al pintor irlandés en el papa Inocencio X, revestido e interpretado con la brutal fascinación por la violencia del mago del arte del caos calculado, concediendo sin clemencia alguna, idéntica carga de tortura en la personificación de organismos que obedecen a estados mentales al límite, seres que sufren y se presentan desafiando las convicciones estéticas, hipertrofiados en sus volúmenes, expresivos e incisivos como en los retratos de Adrian Ghenie, reinterpretaciones figurativas del siglo XX, que deslizándose entre la figuración y la abstracción, adquieren un matiz torturado e incisivo en los sombríos espacios ocupados e interpretando a estos personajes protagonistas a través de la percepción que de ellos se tiene como estereotipos.

En la obra Julian Assange conducido a prisión, Al Sola realiza un homenaje al fundador del servicio de información independiente WikiLeaks, cuestionando la impunidad de algunos poderes ajenos al control de los estados y articulando la narración a través de una interpretación pictórica del mito del octavo trabajo de Hércules, las yeguas antropófagas de Diomedes, como ejemplo de la crueldad del poder entre el abuso y la inmunidad, relacionando la leyenda con el caso de Julian Assange con una dinámica expresiva que remite al proceso de creación orgánico de Cecily Brown que a través del recurso de la repetición, descontextualización y apropiación, captura imágenes atractivas que suscitan confusión, manifestando su visión erótica del arte a través del tema. «Quiero crear formas que simplemente se estén disolviendo o en el proceso de convertirse en algo y jugar con la relación entre el ojo y el cerebro». Así explica la artista su fórmula para combinar la figuración y la abstracción absoluta mientras explora la relación de poder entre el hombre y la mujer, ampliando la tradición del expresionismo abstracto con el impacto visual de Willem de Kooning. En Lourizanías, Al Sola, homenajea a las bravas mariscadoras de la cofradía de Lourizán, escapando de la edulcorada visión costumbrista. Inspirado en los bañistas de Cèzanne, recrea el paraíso perdido de la infancia en el río Támega; con discurso expresionista y lenguaje baconiano, captura distorsión y movimiento de los luchadores de la UFC y sorprende su interpretación de la obra Las tentaciones de San Antonio bajo la presión intelectual y social que exige la complejidad de las múltiples identidades que asumimos y la crisis que opera en nuestro subconsciente.

Los retratos de cuarentena presentan reproducciones de sus familiares y conocidos durante la pandemia de covid y remiten estilísticamente a las obras de Roberto González.