La impronta plástica de Ángeles Jorreto en el Espacio de Arte de Verino
12 sep 2022 . Actualizado a las 05:00 h.«Qué pasaba en el mundo que nadie conocía la mano fugitiva de amante en el olvido que iba dejando un reguero de adioses inútiles desde la ventanilla de cristales virados de un tren inaugural que atravesó silbando los sembrados de hierba de olor». Gabriel García Márquez. El otoño del patriarca.
Ángeles Jorreto presenta el proyecto expositivo Huellas en el Espacio de Arte de Roberto Verino; una colección marcada por su impronta personal de fisonomía humanizada del paisaje fugaz, con cierta trepidación subjetiva y emocional a través de una bruma ambiental que difumina los bordes del recuerdo, generando un espectro atmosférico en el espacio del cuadro, como la visión de un paisaje a través del empañado espejo de una ventanilla de un tren en movimiento.
A través de la mancha amplía la intensidad expresiva, el valor temperamental del concepto definido por el trazo delimitador de la línea de horizonte en las masas cromáticas que se definen como perfiles urbanos y en distintas profundidades sin línea de contorno, subrayando el componente emotivo del color como valor expresivo comunicador de sensaciones físicas en la materialización del espacio. Abstracciones temperamentales con estructura figurativa que marcan el interés de la artista por la construcción de la forma y los volúmenes a través de los campos de color como una intelectualización afectiva del paisaje mediante la combinación de distintos lenguajes plásticos que se materializan en una pintura expansiva que supera los límites físicos y bidimensionales del lienzo y suscitan la sensación de lo efímero, en las ráfagas lumínicas que en movimiento se transforman en gusanos nerviosos de luz que atraviesan el espacio con la velocidad de lo mutable. Esa iridiscencia registrada en la imagen matiza los colores de los ambientes contrastados que tienden a representar abstractos paisajes insólitos y borrosas arquitecturas efímeras, nebulosas e intangibles.
Construcciones geométricas equilibran los rostros distantes de gran formato, con una estilización de estilo en los semblantes facetados y múltiples como reflejos de un espejo roto. La multiplicación de las perspectivas visibles y la descomposición del volumen sintético es una disolución del mundo sensible con la atmósfera. La fusión de las distintas realidades crea un orden anteponiendo o posponiendo planos espaciales mediante gradaciones tonales originando distintas texturas e incrementando el misterio subconsciente.
La pincelada ágil, resolutiva, gestual, modela en síntesis el dibujo desde la monocromía en escala de grises al vitalismo del color. La artista parte de una figuración clásica y evoluciona hacia la distorsión hipertrófica de los volúmenes con una intención cubista de las formas que se encamina a un tratamiento que se aleja de la forma tradicional para aproximarse a la descomposición de la figura en armonías abstractas que el espectador cierra y configura en su cerebro, como fondo y forma, figura y volumen geométrico y sólido en la cálida tersura de las carnaciones, los rostros dulcificados de canon alargado y un ensimismamiento concentrado, elegante e idealizado que remite a las mujeres de Modigliani y un hieratismo estático de las imágenes Bijin-ga de los grabados ukiyo-e de Kitagawa Utamaro.
Los fondos se cristalizan en los apoyos cromolumínicos, en los empastes y en las texturas que dibuja el proceso creativo en las figuras.
Los fuertes empastes marcan en el soporte la huella de la espátula en la densidad de las capas cromáticas, desplazada en otras composiciones por rasguños temperamentales incididos en la superficie del cuadro sin otra textura que la mancha inacabada e impresionista.
Ángeles Jorreto realiza un retrato emocional en su análisis de la realidad expresado a través del paisaje urbano, el pulso, temperamento y costumbres de la sociedad contemporánea con cierto naturalismo en la iluminación y descripción de los ambientes. Así, la artista, parte de una representación de la realidad de manera imitativa propia del arte figurativo, pero amplía el concepto hacia la abstracción de vértices inacabados y una sensación claustrofóbica de soledad y alienación contemporánea. Vistas de una ciudad que podría ser todas en las que la pintora parece aproximarse al antropólogo Marc Augé en el concepto de la «sobremodernidad» construido a partir de la reflexión sobre la identidad del individuo en función a las relaciones que establece con los lugares cotidianos y artificiales en la presencia del paisaje industrial y distante de las grandes urbes.