Un comentarista de radio me hizo recordar ayer una de las míticas frases —se le caen de los bolsillos— del carismático Juan Antonio Anquela. El entrenador jienense atesora una amplia carrera en la Segunda División —incluido el banquillo del Dépor— y en la categoría inferior, en la que llevó al ascenso al Alcorcón, tras aquella inolvidable eliminatoria contra el Real Madrid, con triunfo 4-0 en Santo Domingo.
En alguna de sus vehementes ruedas de prensa, el míster espetó: «Si en la vida real me dicen que va a venir un burro volando, no me lo creo; si me lo dicen en el fútbol, te pido una silla y me siento a verlo pasar». Y a ver quién le quita la razón a Anquela, después de ver a Francia empatarle a Argentina, tras 80 minutos sin recursos para acercarse a la meta del Dibu Martínez. O a los mismos sudamericanos reaccionando en la prórroga al palo de perder una ventaja de dos goles y hasta sacar adelante los penaltis, previa nueva igualada del rival. Ya lo dijo el técnico de Linares, en el fútbol pasan burros volando.
En Ourense esperamos al Atlético de Madrid (cuatro finalistas en Catar). Sí, en O Carballiño. Donde han edificado un líder de la Segunda Federación —el Arenteiro—, frente a filiales de equipos de Primera y Segunda u otros rivales con presupuestos mucho más hinchados. En las vitrinas de Espiñedo ya luce una Copa Federación y han pasado por allí en la Copa del Rey el Valencia (ganó en una prórroga) y el Almería (eliminado). Ahora llega el histórico colchonero, con futbolistas recién llegados del Mundial. Aunque no queda ni una entrada desde hace días, lo tengo claro, te pido una silla y me siento a verlo pasar. Y a disfrutarlo.