El ourensano Óscar Fernández González ya ha vivido en varios países sin haber cumplido aún los treinta años
27 feb 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Aunque nació en Ourense y pasó sus primeros años en la ciudad de As Burgas, concretamente en el barrio de A Cuña, recuerda con cariño el tiempo de infancia que pasó en Freande, en el municipio de Sarreaus, rodeado de naturaleza y libertad. Así es Óscar Fernández González, que a sus 29 años atesora una gran experiencia vital forjada con vivencias en varios países. Hoy reside en Vicenza (Italia), ciudad a la que llegó tras participar en un programa europeo para emprendedores.
Antes de eso estudió en el colegio San Pio X. Luego se matriculó en la Universidad Laboral y, llegado el momento, apostó por el grado de Geografía e Historia. Esa no siempre había sido su vocación. «Durante mi época en el instituto me interesé inicialmente por la ingeniería y la tecnología», recuerda, admitiendo que sentía fascinación por el concepto de robótica. Pero encontraba áridas las asignaturas que necesitaba estudiar para este tema, como las matemáticas, y ya en el bachillerato descubrió que le gustaban las humanidades, especialmente dos ramas. «De la historia me atraía su carácter multidisciplinar y la idea de reconstruir el pasado, y de la filosofía la búsqueda del conocimiento profundo de lo material y lo inmaterial», asegura este joven profesional, que finalmente se decantó por la primera de esas materias. Cuando estaba en el tercer curso empezó a saborear otra libertad, la que aportan los viajes. Se fue con una beca Erasmus a Cagliari, en Italia, donde pasó seis meses como estudiante y medio año más realizando sus prácticas curriculares en la oficina de relaciones internacionales de la universidad de esa ciudad. «Aquello me cambió profundamente la vida y redireccionó mis intereses profesionales hacia el mundo de la educación y los proyectos de intercambio estudiantil como el Erasmus», cuenta.
De vuelta a España y tras hacer un máster, estuvo en Eslovenia y Chipre. Después de la pandemia regresó a Ourense, en un momento en el que las oportunidades laborales no eran buenas, pero no se quedó de brazos cruzados: «Decidí participar en un programa europeo ligado al emprendimiento titulado Erasmus for young entrepreneurs. Se trata de una iniciativa que permite a nuevos emprendedores realizar un período de prácticas en una empresa de su interés en otro país con una duración máxima de seis meses». Aquello fue el pasaporte para una nueva etapa, de nuevo lejos de su ciudad natal, en Vicenza (Italia). La empresa en la que hizo las prácticas, Fortes, le dio la oportunidad de quedarse más tiempo, y no la rechazó. «La compañía se dedica principalmente a la gestión de proyectos internacionales de intercambio financiados por la Unión Europea en el ámbito de la formación profesional y dentro de ella yo realizo muchas actividades distintas», explica Óscar, que pasa buena parte de su tiempo acompañando a grupos de estudiantes y profesores de varios países que viajan a esa ciudad para realizar prácticas o visitas de estudio. «También sigo con proyectos de investigación, organización de eventos y creación e implementación de actividades de educación no formal», asegura. La vida en esta ciudad le gusta. «Hice amistades muy pronto y me encontré bien desde el primer momento en el trabajo. Cada día que pasa me siento más conectado con la cultura del norte, aunque mi espíritu sigue en la alegría del sur del país», admite. «Vivir en Italia me permite tener un trabajo que me apasiona y tiempo para leer, cocinar y disfrutar del tiempo con mi compañera y mis amigos, pero eso no es suficiente para olvidar Galicia», reconoce este profesional, que pese a todo sabe que hoy por hoy un regreso sería complicado. «Allí no hay muchas ofertas de trabajo de mi interés, aunque es una tierra con muy buenas oportunidades para descubrir y explotar», asegura. Junto con otro compañero creó hace tiempo la asociación sociocultural BreGal, un proyecto que mantiene y con el que ya han realizado ya algún proyecto de intercambio juvenil en Galicia.
vicenza, un ciudad renacentista
Describe Óscar Fernández la ciudad de Vicenza como una urbe «elegante y renacentista». Comparte piso en una vivienda con vistas a las montañas y atardeceres «espectaculares». Lleva una vida cómoda y le gusta el clima empresarial de la villa, pero echa en falta más vida social. «Comparada con Ourense, Salamanca o Cagliari, es una urbe bastante apagada, sobre todo por la noche», asegura.
Un profesional viajero
Óscar Fernández nació en Ourense en 1993. Estudió en el colegio San Pio X y luego pasó a la Universidad Laboral. Se matriculó en el grado de Geografía e Historia del campus de Ourense y después de graduarse se fue a Salamanca para hacer un máster de Estudios Europeos. Meses después de este posgrado participó en un programa de intercambio juvenil de corta duración en Eslovenia y también estuvo un tiempo en Burgos. Más tarde se fue a vivir a Nicosia (Chipre), con un proyecto de voluntariado europeo. Tras regresar a Ourense, después de la pandemia, creó una asociación que promueve intercambios juveniles. Además se vinculó a un programa europeo que lo llevó a Vicenza, donde reside ahora. Trabaja en una empresa de gestión de proyectos relacionados con la formación profesional.