Admite que causó daños en el entorno del monasterio de Santa Comba de Naves, en Ourense, al abrir una pista para talar pinos

Marta Vázquez Fernández
M. Vázquez OURENSE / LA VOZ

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M. FERNÁNDEZ

El acusado se adentró en la zona de protección del recinto y llegó a hacer arreglos no autorizados en el antiguo muro de cierre

15 abr 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Sin autorización de la Xunta, sin tomar las precauciones necesarias por tratarse de una zona protegida y con el único propósito de talar unos pinos. Así fue como un particular provocó graves daños en el entorno del monasterio de Santa Comba de Naves. El enclave, situado en Palmés, es uno de los doce monasterios benedictinos medievales de la provincia. Su existencia se remonta al siglo IX, ya que se atribuye su fundación a Alfonso III.

Y aunque el conjunto se encuentra actualmente en ruinas, mantiene desde hace muchos años la consideración de bien catalogado, por encontrarse incluido en el inventario de patrimonio cultural del Concello de Ourense, lo que le confiere un grado de protección integral.

Pero esas limitaciones no fueron obstáculo para que entre los meses de octubre y noviembre del año 2020, José F. R., provocara importantes desperfectos en la zona. Según ha quedado probado, utilizando un tractor con cuchilla se adentró en la zona protegida del monasterio y creó una pista de tierra de 200 metros. Además, «alteró el camino antiguo que rodea la finca del monasterio» durante un recorrido de cien metros, llegando casi a la entrada del recinto. También se constató que el particular hizo movimientos de tierras e incluso ejecutó «reparaciones» en los muros de cierre del sendero antiguo. «En el contorno inmediato del monasterio, dentro de la zona de protección, se acometió el relleno de un tramo de camino de servicio inmediato al muro de cierre», sostenía además el informe que la Fiscalía de Ourense, tras una denuncia vecinal, hizo contra el sospechoso.

José F. R. compareció este viernes en el juzgado de lo penal 1 de Ourense para responder por un delito de daños imprudentes al patrimonio histórico. Admitió los hechos que se le imputaban, por lo que pagará una multa de 180 euros. Además, tendrá que indemnizar a la Xunta con el dinero que costó reparar su desastre, lo que supone un total de 5.800 euros.