Acumulación de obras y desvíos escasos complican el tránsito a peatones y vehículos
23 jun 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Circular por el centro de Ourense, bien sea como peatón, bien como conductor de vehículo motorizado, requiere en los últimos meses un ejercicio de paciencia y de capacidad de reflejos y de orientación, ante los múltiples obstáculos que se acumulan en varias calles. Desde el cruce del parque de San Lázaro con el Paseo hasta la rúa Bedoya, pasando por Valle Inclán y Ramón Cabanillas se amontonan el material y la maquinaria de unas obras que tienen las calles levantadas sin que por ahora se vea el final de los trabajos. Los semáforos no están y los pasos de peatones se ven desdibujados, con lo que la circulación se rige por la autorregulación entre los usuarios de la vía, que varía según la marcha de las obras y el cada vez menor espacio disponible.
A mayores, la reparación del socavón que se produjo en la calle Celso Emilio Ferreiro, otro de los accesos principales al centro de la ciudad, ha acabado por empeorar la situación. La sucesión de tormentas en días pasados complicó el avance de los trabajos y el primer tramo de la calle ascendente sigue cortado desde el 28 de mayo.
A la problemática para transeúntes y conductores en esta zona se suman ahora los cortes de varias calles con motivo de las fiestas de Ourense. Hasta el miércoles por la tarde, la zona de Pardo de Cela y Concepción Arenal —una de las principales arterias de entrada en la ciudad— no recuperó cierta normalidad. El tramo urbano del Rali de Ourense se celebró solo el viernes por la noche, pero el material de protección para los participantes y la mediana temporal que dividía el circuito no se retiraron hasta el miércoles. No fue una operación sencilla y sacar de la vía pública esos pesados elementos conllevó importantes retenciones mientras una pluma levantaba cada pieza y la colocaba para su posterior transporte.
El rali pasó a las fiestas el testigo de los atascos en la ciudad. En las dos primeras jornadas, los problemas se focalizaron a la altura de la glorieta de san Rosendo, en la encrucijada entre Xoán XXIII, Ervedelo y la rúa Progreso. Se cortó el miércoles por la tarde a partir de ese tramo hasta la plaza de abastos para la instalación de escenarios de los conciertos de las fiestas. Ese primer día de corte, en una jornada laborable en la que llovió algo por la tarde se complicó bastante la circulación al congestionarse el primer tramo de Progreso y la zona superior de la calle Ervedelo, en la confluencia entre ambas vías.
El centro de la ciudad sigue repleto de obstáculos por material de los trabajos sin rematar
Durante el fin de semana que comienza hoy aumentarán los cortes de calles. Este viernes, por la colocación de un escenario en Pardo de Cela se cerrará desde las 11.00 horas la principal vía de entrada a la ciudad desde el acceso centro de la autovía A-52. Mañana sábado se cortará desde primera hora de la mañana el tramo de Progreso afectado por las fiestas. La información que dio el Concello ha sido escasa. Aparte del aviso general en el que comunicaron los cortes, un par de días antes del inicio de las fiestas, a los conductores no se les ofrecen señales indicativas de posibles desvíos hasta que se encuentran con las calles cortadas, lo que al final acaba por complicar la circulación.
Pero no solo es el tráfico rodado el que sufre el caos en el que se ha convertido el centro de Ourense por la acumulación de espectáculos y de obras sin rematar. Los peatones tienen que ir sorteando obstáculos entre material, vallas y maquinaria de obras. Los pasos para los viandantes en algunos cruces están protegidos con vallas para separar la zona peatonal de la calzada. Sin embargo, el material de los trabajos y las casetas de construcción están por todas partes ocupando el espacio público. Y aunque algunas aceras se han terminado, no hay ninguna calle completamente abierta —a excepción del tramo de Concordia donde se instalaron las rampas mecánicas —a pesar de que en algunos de los viales las obras comenzaron hace ya ocho meses. Todo ello, unido a la celebración de los espectáculos festivos de estos días de junio provoca que la convivencia en la ciudad entre tráfico, peatones y la obra pública sea cada vez más difícil.