Conozco a una vecina de O Pereiro que lleva toda la vida votando a la izquierda. La típica que no se plantea otras siglas que las que considera suyas, que no le hace ni caso a las campañas electorales y tira directamente a la papelera los sobres con propaganda y papeletas. En las últimas elecciones no cambió su comportamiento —no le hizo caso a la campaña y tiró a la papelera los sobres con propaganda y papeletas— pero sí su voto. «Como non vou votar ó Luis, co que traballa e co que leva feito», me dijo sin que yo le preguntara, queriendo reivindicar su elección, a su pueblo y a su alcalde. A juzgar por los resultados mi conocida no fue la única que hizo ese tránsito electoral, confirmando eso que se dice de que en las municipales se vota a la persona, no al partido.
Ahora, el alcalde de Pereiro, Luis Menor, tiene por delante un reto mayor (valga el juego de palabras), que no es otro que abrir las puertas y las ventanas de un edificio, el de la Diputación de Ourense, que llevan tres décadas cerradas y que solo se entornaban de vez en cuando para los que comulgaban con el baltarismo. Es algo urgente en una provincia, que necesita desperezarse para no quedarse dormida para siempre. El alcalde de O Pereiro podría ser la persona adecuada. No es casual que gente de otros partidos lo haya elegido como alcalde. Tampoco que en su candidatura lo hayan acompañado, sin resquemores y con generosidad, el propio exalcalde de Pereiro, Eliseo Fernández, o Manuel Doval. Otro los hubiera apartado, con la excusa de una nueva etapa, pero Menor es un tipo listo y leal y los sigue teniendo a su lado. Por algo será.
Hay que gobernar para todos —también en la Diputación, aunque hasta ahora no lo pareciera— y esa no es una cuestión menor.