El vino más especial (y premiado) que parió Rectoral de Amandi

María Doallo Freire
María Doallo OURENSE

OURENSE

Ainara Rodríguez

Myriam Vázquez, gerente de Bodegas Gallegas, puso el nombre de su hija al mencía Matilda Nieves

05 ago 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Myriam Vázquez es la gerente del grupo ourensano Bodegas Gallegas, que agrupa varias empresas vitivinícolas. Entre ellas está Rectoral de Amandi, una bodega familiar cuyos viñedos nacen en las montañas de Doade, en el municipio lucense de Sober. «Siempre tuve mucha libertad para crear mi camino», confiesa Myriam. Empezó su carrera profesional trabajando como abogada y a los 30 años decidió que era el momento de sumarse al negocio que emprendió su padre y que algún día heredará su hija. Precisamente ella, Matilda Nieves, es la protagonista de esta historia porque, a sus 11 añitos, tiene un vino con su nombre que no para de arrasar en todo el mundo. «Yo me encargo de la exportación de nuestros productos, fui quién abrí el mercado internacional, y cuando íbamos a ferias en otros países me daba cuenta de que nuestro vino de cabecera, el Rectoral de Amandi, no encajaba porque la mayoría no eran capaces ni de pronunciarlo», recuerda. Cuando nació su hija, viendo la musicalidad y la poesía de su nombre, decidió registrar la marca. «Hace unos años empezó a incrementarse la demanda en exterior y la verdad es que como aquí cada nuevo vino es como un hijo que pares, lo tuve claro: teníamos que crear el Matilda Nieves», afirma. El resultado es un mencía de la denominación de origen Ribeira Sacra que no ha parado de acumular premios desde que salió al mercado en el 2020. Tiene medalla de oro Bacchus, una platino con mención especial Best Show de Decanter y ahora acaba de recibir el Acio de Ouro en las catas de Galicia. Entre sus grandes atractivos, además de su aroma afrutado y su ligero sabor, está la emoción de ser el vino que lleva el nombre de la posible heredera y una preciosa etiqueta que representa todo lo que simboliza. Es un trabajo del diseñador Pablo Guerrero. «Queríamos representar a un hada de los bosques gallegos salpicada de copos de nieve y salió redondo», afirma Myriam, que está orgullosa de su vino más especial. «Mamá me lo contó cuando organizábamos el día de mi primera comunión. Me pareció muy bonito y la verdad es que la etiqueta me gusta mucho», dice Mati, que sale columpiándose en el centro de la imagen.

El vino tiene estrella y representa a su mentora no solo por fuera, también por dentro. «Es joven, fresco, moderno y muy viajero. Eso es lo que veo en ella, que es mi aventura constante», explica Myriam. No se puede decir que el caldo no viaje, ya que está presente en 25 países, entre ellos Kirguistán, Singapur o Letonia. También viaja el equipo para presentarlo en distintas ferias, incluida Mati. «La de Düsseldorf, en Alemania, me encanta porque nos encontramos con comerciales de todas las nacionalidades. Es muy divertido y bonito», dice. Y es que esta pequeña tiene claro dónde está su destino. «De mayor quiero trabajar aquí, en las raíces de esta bodega, y seguir dando vida al proyecto que inició mi abuelo», admite. «Tiene carpetas forradas con etiquetas que vamos descartando», confiesa su madre.

Myriam y Mati salen de la misma vide, están conectadas y unidas por algo irrompible, que transmiten con solo mirarlas mientras hablan. Les encanta viajar juntas y reírse a carcajadas. Saben que la vida tiene un lado gris y que más vale apoyarse y luchar para superarlo. «Hace poco estuve malita y ella fue muy valiente. Se convirtió en el motor de todo y gracias a su risa y a su fuerza estoy aquí», termina Myriam, sin poder evitar las lágrimas, igual que su pequeña, porque la emoción, como el amor, en este caso es compartida.