Las gestiones de Adolfo Suárez con Fidel Castro hace 45 años consiguieron su liberación
07 ene 2024 . Actualizado a las 10:16 h.«Momentáneamente tengo que reencontrar mi salud. No estoy en condiciones de trabajar. Iré al médico y cuando me ponga bien, deseo trabajar y ayudar a construir el país». Con esta reflexión finalizaba la larga conversación que Odilo Alonso Fernández, de Trives, mantenía con J. A. Fernández, corresponsal de La Voz de Galicia. El contenido del encuentro aparecía publicado el día 5 de enero de 1979, hace ahora 45 años, en dos páginas del periódico.
A Odilo Alonso Fernández, de 53 años de edad, le había correspondido la triste condición de ser el último preso español en Cuba. El de Trives acabara en la cárcel al ser condenado por sumarse a la guerrilla anticastrista y en esos días estaba disfrutando de su particular cuento de Navidad. En la madrugada del 25 de diciembre aterrizaba en Barajas y después tomaba un tren para Ourense. En la ciudad le esperaba la familia y en su localidad natal estaba residiendo desde entonces con uno de sus hermanos. No le habían ido a recibir a Madrid porque en septiembre, cuando se iba a realizar el viaje, las autoridades cubanas lo habían suspendido en el último momento y no confiaban en que esta vez se confirmase la llegada.
Dieciocho años en la cárcel
En principio, la historia de Odilo Alonso Fernández era similar a la de cualquier otro emigrante gallego. Natural de la localidad de San Fiz, dejaba su Trives natal en 1956 con la idea de buscarse un futuro mejor en Guatemala. Le gustó Cuba, tuvo la oportunidad de trabajar, y allí se asentó.
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Se fue ganando la vida y formándose en lo relacionado con la electricidad. Para Odilo Alonso Fernández la Cuba de Batista «no era precisamente un Gobierno democrático pero se trabajaba y se podía vivir, aunque eso no quiere decir que no tuviera sus errores». La llegada de Fidel Castro —el corresponsal incidía en que el ourensano no lo citaba por su nombre sino como «el presidente del Consejo de Estado»— no había significado nada en lo político para él «porque en aquel momento tampoco se manifestó lo que posteriormente hizo».
Al de Trives trataron de incorporarlo al cuerpo de milicias que se estaba creando y se negó: «No me interesaba entrar en ningún cuerpo militar extranjero, ni con Fidel ni con Batista, porque soy español». Reconocía en la conversación que lo presionaran para dar pasos para formar parte del cuerpo militar. No cedió. «Cuando se me hizo la vida imposible, decidí alzarme en armas contra el Gobierno», recordaba desde su descanso en Trives.
Precisaba que nunca había tenido actividad política en Cuba y que la suya había sido una reacción exclusivamente personal. Se marchó solo a las montañas y allí formó parte de los grupos de guerrilla. Las armas eran escasas y conseguir alimento un serio problema. Se movían de noche para burlar la persecución de las fuerzas gubernamentales y en enero de 1961 era detenido, junto a sus compañeros, en un lugar en el que estaban descansando. El guía los había traicionado. Y ahí empezó su calvario.
Durante los casi 18 años de cárcel pasó por varios presidios. Hasta 1964 no fue juzgado, siendo sentenciado entonces a 20 años de cárcel. Se negó a realizar trabajos forzados y pasó un año en el calabozo. Más adelante el Gobierno puso en marcha un plan de reeducación al que se acogieron muchos presos para abandonar la cárcel. «Pero otros no quisimos aceptarlo».
Esa circunstancia agravó su situación: de vestir el uniforme de la guardia rural de Batista pasó a un «régimen de calzoncillos» que duró 11 años: «Cuando vine para aquí fue cuando me vestí», reconocía.
Carta a la embajada
Aunque no fue fácil conseguir su liberación, el proceso había comenzado cuando la censura dejó pasar una carta suya dirigida a la Embajada Española en La Habana. En 1966 le visitaba por vez primera el embajador Enrique Sánchez Puga. «Nunca tuve esperanza, pero tampoco la perdía», señalaba en relación a su salida de presidio. El asunto se resolvió en septiembre de 1978: «Cuando nuestro presidente —Adolfo Suárez— visitó Cuba trató directamente mi caso con el presidente del Consejo de Estado cubano. Dijo que quedaba resuelto por ser el único preso español en Cuba», recordaba desde su retiro en Trives. En principio se le había anunciado que volaría el 23 de septiembre, después el 24, y luego se pospuso por problemas con el certificado de libertad. El 25 de diciembre estaba de vuelta.
5-1-1979
Odilo Alonso Fernández, de 53 años, se recuperaba en su Trives natal tras haber pasado 18 años preso en diferentes cárceles del país.