La juzgan en Ourense por sacar 35.000 euros de la cuenta de su cuñado cuando agonizaba en el hospital: «Me dijeron que ese dinero era mío»

Marta Vázquez Fernández
M. VÁZQUEZ OURENSE / LA VOZ

OURENSE

Las dos acusadas, durante el juicio en la Audiencia Provincial de Ourense
Las dos acusadas, durante el juicio en la Audiencia Provincial de Ourense Miguel Villar

Dos acusaciones culpan a una madre y a su hija de esquilmar los ahorros del enfermo, perjudicando así a los otros herederos

11 ene 2024 . Actualizado a las 16:28 h.

Dos mujeres, madre e hija, se sientan desde este miércoles en el banquillo de la Audiencia Provincial de Ourense acusadas de haber esquilmado la cuenta corriente de un pariente desde unas horas antes de que muriese y con el propósito de perjudicar a sus herederos. En este asunto la Fiscalía aprecia delitos de estafa y apropiación indebida por los que reclama una condena de 5 años de cárcel. La acusación particular, que ejerce una de las herederas, sostiene que se cometieron además los delitos de administración desleal y falsedad en documento público, solicitando por ellos un total de 21 años de cárcel, además de multas.

Pero ninguna de las dos investigadas admite haber cometido ilegalidad alguna. La más mayor, Claudina G. P., explicó en la sala de vistas que su cuñado vivió muchos años con ella, primero en Barcelona y luego en A Rúa, y que cuando regresaron de la emigración la puso como cotitular de dos cuentas corrientes que se nutrían exclusivamente del dinero del señor. «Yo podía sacar lo que quisiera de ahí, pero solo lo hacía cuando él me lo pedía», explicó la investigada, que también contó que su pariente le daba 400 euros mensuales porque ella era quien lo cuidaba. Eso sí, la salud del hombre fue empeorando en el año 2019, a causa al parecer de su adicción al tabaco, ingresando en el hospital de O Barco a mediados de abril. Horas antes de que muriera, esta mujer y su hija acudieron al banco en el que el enfermo tenía una de sus cuentas. La acusada trató de justificar esta conducta. «Estaba ya agonizando y fui a sacar el dinero para el entierro», relató. Explicó que la empleada de la sucursal le dijo que esa gestión se podía hacer a través de una transferencia, si bien la habría advertido, ya entonces, de que la mitad del dinero de su cuñado le pertenecía a ella, por ser cotitular de la cuenta: «Me dijo que me tocaba la mitad, que esa cantidad era mía».

Está acreditado que, sin haber muerto el enfermo, se materializó una transferencia de 35.814 euros desde la cuenta del perjudicado a otra que estaba a nombre de Claudina. Horas después, tras la defunción, se hizo un segundo movimiento de dinero que para las acusaciones fue, cuando menos, sospechoso. Y es que de la otra cuenta del pariente se sacaron 12.000 euros que fueron a parar a la coacusada, Yolanda V. G. También aportaron una explicación para ello, asegurando que fue la última voluntad del hombre que su sobrina recibiera esa cantidad para destinarla a sus tratamientos médicos y a estancias en balnearios, ya que tiene problemas de salud. «Cuando estaba en el hospital me dijo que cogiera el dinero, que era su deseo», relató. El fiscal le preguntó por qué en el concepto de esta transferencia se puso «arreglos», alegando ella que en el banco le dijeron que «nadie tenía porqué saber para qué era».

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El enfermo hizo testamento a favor de sus sobrinos, por lo que veinte personas fueron llamadas para heredar, entre ellas la propia Yolanda. Se sospecha que esta acusada los convenció para que le firmaran ante notario poderes que le permitían a ella aceptar la herencia, si bien antes de que el dinero llegara a sus primos, las cuentas volvieron a mermar, al retirarse otra vez la mitad del saldo. «El dinero era mío», volvió a repetir Claudina. Al final, en una cuenta que tenía 71.629 euros quedaron 17.907, mientras que en la otra, con un saldo de 24.614 el día de la muerte del titular, se repartieron 6.307 euros. La cantidad de la que se apropiaron, habrá que ver si legal o ilegalmente, ascendió a 72.000.

«Cuando me dijeron la cantidad que había en las cuentas me pareció poco», admitió una de las herederas, que ejerce la acusación particular. Dijo que su tío nunca informó de que le iba a dar a su cuñada la mitad de su dinero y aseguró no saber nada de esa última voluntad que favoreció a Yolanda. Definió a su pariente como un «bonachón» que apenas sabía leer ni escribir. La vista continuará este jueves.