El COB bajó el telón de la temporada con derrota en el Pazo (76-87)

El Club Ourense Baloncesto cerró su participación en la LEB Oro 23/24 con una derrota en casa frente al GBC de San Sebastián, con lo que dejó un balance de 14 victorias y 20 reveses, cumpliendo el objetivo prioritario de confirmar su continuidad en la categoría sin demasiados agobios. La segunda parte del choque decidió el marcador adverso: 76-87.

El enfrentamiento, sin relevancia clasificatoria y sin siquiera opción de modificar la posición de playoff de los vascos, arrancó con una cierta relajación en las marcas, lo que favorecía un intercambio de canastas en el que apenas se registraron diferencias que sobrepasaran los 5 puntos. En el COB era Mindaugas Kacinas el que volvió a ser el mejor referente de un ataque, con buenos porcentajes y sumando en este primer episodio casi la mitad de los 21 puntos con los que se igualó el tanteador. Javi López, una vez más sin la ayuda de Llorente para repartirse minutos, secundó al lituano con otros cinco puntos y una atinada dirección del quinteto.

No cambiaron mucho las cosas en el tramo inicial de la segunda entrada, si bien los visitantes comenzaban a marcar diferencias en el rebote, cerrando bien con el trabajo de todo el equipo dirigido por Mikel Odriozola, secundado por Iria Uxía Romarís, que recibió el cariño del Pazo en su regreso a Ourense. Aunque Romaro Gill le dio un buen relevo a Radic, los vascos se impusieron por dentro y abrieron brecha en el electrónico, con buenos puntos de Manex Ansorregui y Aitor Zubizarreta desde fuera, hasta coronar con un triple sobre la bocina: 37-45.

Y lo que apuntaron los guipuzcoanos antes del intermedio lo completaron tras el regreso a la cancha, aunque el citado Gill fue más contundente en ataque. Pese a todo, la defensa visitante logró frenar a Kacinas y lograron plasmar una mejor selección en el tiro, sobre todo desde el exterior, con lo que punto a punto fueron incrementando sus diferencias, rompiendo la barrera de los diez puntos de ventaja y marchándose al último cuarto con un 55-68 que comenzaba a preocupar seriamente a la parroquia local.

Con el 61-76, construido en apenas tres minutos, los vascos abrieron la brecha definitiva, que pudo recortar McNeilly, marchándose con 5 de 5 en los cañonazos lejanos, antes de que el público le dedicara su habitual cariño a Bolong Zheng y a los canteranos Javi y Santiago González, que acabaron en cancha.

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