Lección de deportividad desde un banquillo de minibásquet

m. rodríguez OURENSE / LA VOZ

OURENSE

Luis Miguel Gil, en el banquillo, durante un partido de la AB Xinzo.
Luis Miguel Gil, en el banquillo, durante un partido de la AB Xinzo. cedida

El entrenador de la AB Xinzo hizo callar a los padres que increpaban al árbitro y señaló a la mesa la derrota de su equipo, sin beneficiarse de un empate anotado por error que les hubiera permitido jugar la semifinal de la Copa Diputación

04 jun 2024 . Actualizado a las 09:59 h.

El equipo de la AB Xinzo 2013, de minibásquet, disputaba el domingo un partido clasificatorio para la semifinal de la Copa Diputación de Ourense en el pabellón universitario. El público, formado por padres de las pequeñas jugadoras, estaba empezando a increpar al joven árbitro, sin insultar, pero criticando sus decisiones. En un momento, el entrenador del equipo limiano, Luis Miguel Gil Penín, se dio la vuelta y reclamó a sus seguidores, y a toda la grada en general, que cesaran sus gritos. «Xireime e dixen que para berrar e falar coas xogadoras e co árbitro estou eu», rememora el técnico.

El entrenador quería echarle una mano al colegiado, facilitarle la labor, pidiendo respeto al público para su trabajo. En estas categorías de base son en las que también se inician los nuevos árbitros, que suelen ser muy jóvenes, como los miembros de la mesa. «Temos que respetarnos todos. O baloncesto é das xogadoras, dos árbitros e tamén dos oficiais de mesa e todos nos equivocamos», piensa el entrenador. Su gesto hizo que todo el público se calmase y el árbitro pudo continuar tranquilamente con su función. No fue esta la única lección que dio el entrenador de minibásquet de la AB Xinzo el pasado domingo en la pista universitaria tanto al público como, sobre todo, a sus propias jugadoras.

Hubo un error con el resultado. La mesa informó que el encuentro había finalizado con empate en el tiempo reglamentario y que había que disputar prórroga. Luis Gil llevaba la cuenta de las últimas jugadas y canastas y sabía que el equipo rival, el EDO Blanco Amor Mestre Vide, había anotado un punto más (50-49). Fue el equipo local el que pasó a la semifinal. «Ganabamos de tres a falta de tres segundos, perdemos o balón en e estando un punto arriba, elas anotaron», recuerda. La mesa tenía apuntado empate, pero el otro equipo reclamaba victoria. El entrenador antelano indicó a la mesa que su equipo no había ganado. «Se fora un partido no que non nos xogamos nada, por cinco minutos máis non pasa nada, pero era un pase a semifinal. Estaba ben perdido, por un punto, tocaba felicitar ao outro equipo e darlle a man as xogadoras», comenta Gil.

El entrenador considera que fue un acto consecuente con su filosofía y con la del club. «Estou aquí para formar persoas co baloncesto, non só xogadoras, a axudar a súa educación a forma de ver o mundo», explica. En los últimos tiempos, menciona, en el baloncesto se están viendo comportamientos poco deportivos. «Son situacións que se están dando nas categorías máis pequenas. Hai pais que van sumando as canastas con aplicacións do móbil», señala. Esta temporada salió en defensa de otro árbitro al que un padre amenazaba mientras salía, expulsado, del pabellón.

Para Gil, el baloncesto es una labor social en una villa como Xinzo. El club tiene casi 200 fichas. Aceptan a todos. Además de las banderas gallega y la de Xinzo, llevan la arco iris.