Una obra de arte de Moxom da una segunda vida a un imponente carballo que apareció talado en Vilariño Frío

Uxía Carrera Fernández
U. CARRERA OURENSE / LA VOZ

OURENSE

El artista Moxom junto a su obra en el «carballo da lembranza»
El artista Moxom junto a su obra en el «carballo da lembranza» cedida

El escultor ourensano creó el «carballo da lembranza», que ya recibe visitas de los turistas de la Ribeira Sacra

26 jul 2024 . Actualizado a las 08:58 h.

Había un carballo en torno al que los habitantes de Vilariño Frío hacían vida. Situado en la carretera que atraviesa este núcleo del concello de Montederramo, su espectacular frondosidad y altura lo convirtieron en un destacado elemento del pueblo. Sin embargo, de la noche a la mañana, apareció completamente talado. Años después los vecinos pidieron al artista Moxom que diera una segunda vida al árbol. Lo convirtió en una obra de arte bajo el nombre de «carballo da lembranza».

El escultor ourensano Xosé Manuel Rodríguez talló en el tronco del carballo uno de sus representativos rostros: «Pareceume interesante devolverlle a vida á árbore e de paso é unha promoción para min». Unos vecinos de Vilariño Frío pensaron en Moxom porque, ante el deterioro del ejemplar desde la tala, se veían abocados a cortarlo. Prefirieron hacer una intervención y escogieron a un experto en trabajar con madera.

«Primero mirei as posibilidades que había, se fora unha árbore vivo, aínda que traballara con motoserra, nunca interviría porque se está san paréceme triste», explica el artista. Fuera de sus esculturas, Moxom solo había intervenido en otra ocasión en el tronco de un árbol en un área de Castro Caldelas que ya se encontraba tirado en el suelo y deteriorado. Al escultor no le gusta trabajar con elementos aún vivos sino que solo emplea restos de madera. En esta ocasión, una parte del tronco ya estaba en muy mal estado: «Gústame rescatar cousas que dan por perdidas».

Imagen antigua del árbol antes de ser talado
Imagen antigua del árbol antes de ser talado

Como en el resto de su obra, Moxom aprovechó las propias formas de la materia prima con la que trabaja. Se planteó en un primer momento crear un cuerpo, pero por los propios surcos del tronco alguna de las partes vitales quedarían en mala posición así que se decantó por un rostro. «Aproveitei o contorno da árbore para que me sirva de pelo e así non desgastar as partes que estaban sas», cuenta. La propia madera siempre limita lo que se puede hacer con ella aunque el ourensano tiene un don para forzar los límites: «Teño moi desenvolvida a pareidolia, a capacidade para reinterpretar formas na natureza, as veces miro para árbores e vexo formas moi claras».

Con su intervención aprovechó para ayudar a que el árbol siga teniendo consistencia y no corra peligro de caerse. «Salvo que metan un golpe co coche é sinxelo que nos sobreviva», bromea Moxom. La obra ha sido una alegría para todo el pueblo, volviendo a convertir en emblema un árbol que se había perdido: «Daba moita pena, eu quedei alucinado con como era antes, cando era pequeno non me daba conta e nunca te imaxinas todo o que lle cortaron». 

El «carballo da lembranza» no solo es un regalo para los habitantes de Vilariño Frío sino que acapara las miradas de los turistas que visitan la Ribeira Sacra. Por la carretera que atraviesa el pueblo de Montederramo, muchos coches circulan para dirigirse a Parada de Sil y se topan de sorpresa con el especial rostro que impregna el árbol.

Para acercarse más a la obra del artista, hasta el 4 de agosto cuenta con la exposición «Do cómic á terceira dimensión» en la Casa Museo Picasso de A Coruña. En ella, llevó a la escultura los