Las conductas autolíticas afectan al doble de mujeres que de hombres
11 sep 2024 . Actualizado a las 05:00 h.El confinamiento supuso en muchos casos parar, recordar que el mundo sigue girando aunque nos dejemos llevar por el estrés diario y que hacer pan con la familia era una buena manera de entretenerse. Pero en otros muchos supuso angustia y provocó cuadros de ansiedad y depresión en gente que nunca había precisado una consulta de Psiquiatría, al tiempo que agravó los problemas de salud mental ya existentes en otro segmento de la población. Situaciones límite que desembocaron en un aumento de las consultas por pensamientos suicidas y también por conductas autolíticas, es decir, gente que intentó quitarse la vida. En los últimos cinco años hubo 5.606 consultas por este motivo, con un total de 560 pacientes adultos atendidos. De ellos, 476 precisaron ingreso hospitalario en este tiempo, 98 el año pasado.
En lo que respecta a los menores de edad, 47 personas que no habían cumplido los 18 años fueron ingresadas tras haberse lesionado. Doce de esos casos se registraron en el 2023. «Había una tendencia creciente hasta 2022 tanto en adultos como niños. En adultos en el 2023 volvimos a cifras prepandemia», apunta María Tajes, jefa del servicio de Psiquiatría del área sanitaria de Ourense, Verín y Valdeorras. No sucede así con el caso de los menores. «Se mantiene la tendencia al alza», resalta.
Entre todos los pacientes que precisaron un ingreso por sus conductas autolíticas, independientemente de su edad, se mantienen las cifras en lo que respecta a la diferenciación por sexos. Por cada hombre hospitalizado dos mujeres precisaron este tipo de intervención. Desde el ámbito de la Psiquiatría explican que ellas tienen más tendencia a la depresión por lo que hay más intentos de suicidio entre las mujeres, aunque ellos copan los casos consumados (y la mayoría nunca pasaron por la consulta de Psiquiatría).
En el Día Mundial de la Prevención del Suicidio —que se conmemoró ayer— Tajes quiso poner en valor el trabajo de sus compañeros. Ella, que está al frente del departamento desde enero, destaca el trabajo en salud mental que se viene haciendo en el área sanitaria de Ourense desde hace años, mucho antes de que la importancia de la salud mental fuese un tema sobre el que se ponía el foco. El programa de intervención intensiva al suicidio (integrado por psiquiatras, psicólogos y enfermeras) fue pionero a nivel autonómico. «Logró actuar sobre la población con más riesgo de fallecer por suicidio, que son aquellas personas que ya lo han intentado previamente», destaca Tajes.
Se trata de «un grupo de profesionales tremendamente experto», con una estructura muy sistematizada de intervención precoz que busca evitar que se descuelgue del programa. La intervención dura seis meses, con consultas semanales o quincenales. «Consiguió evitar hospitalizaciones y disminuir las recaídas», apunta Tajes. Ese carácter pionero se reprodujo con la puesta en marcha a finales del 2021 de una unidad específica para prevenir suicidios entre adolescentes. Nació tras registrarse un aumento de los pacientes de entre 11 y 17 años que llegaban a urgencias por tener pensamientos suicidas, cuadros de ansiedad, angustia, trastornos alimenticios o episodios de cutting, que consiste en hacerse pequeños cortes con los que no buscan atentar contra su vida, pero se relacionan con el espectro suicidal. Los datos evidencian que era necesaria.
El Hospital de Ourense trabaja en la puesta en marcha de un programa específico de apoyo a supervivientes
Cuando se produce una muerte no natural (o hay sospechas de que no lo haya sido), los forenses del Imelga realizan la autopsia para determinar el motivo del óbito. En su caso, ellos declaran que se trata de un suicidio. El Instituto de Medicina Legal de Galicia tiene, por tanto, el cómputo total de las personas que se quitan la vida y tiene los datos al instante. Es por eso que desde el servicio de Psiquiatría del CHUO lo consideran un aliado fundamental para el programa de apoyo a los supervivientes que están diseñando. «Ellos son los primeros que tienen la información», destaca María Tajes, la jefa del servicio, que quiere contar con su colaboración para tener esos datos y poder contactar con el entorno de la persona fallecida. «El apoyo es algo que de alguna forma ya hacemos, pero queremos tener más», añade. El objetivo no es tanto ofrecer el apoyo (que también), sino hacer visible que ese recurso está disponible para la población. «No en todos los casos se necesita una ayuda reglada porque la persona vaya a desarrollar una patología», explica Tajes, que insiste en que lo que quieren es «dejar una puerta abierta» para aquellos que puedan necesitar el apoyo de los profesionales para afrontar la pérdida de un ser querido que decidió quitarse la vida. Porque aunque el duelo es una fase que debe pasarse siempre que hay un deceso, no toda la población es capaz de afrontarlo, según las circunstancias, sin ayuda especializada.
El programa de apoyo a supervivientes forma parte de la estrategia gallega de salud mental del Sergas. En Ourense están en fase de inicio de contactos para saber qué recursos están disponibles y cuáles harían falta para ponerlo en macha, según explica la jefa del servicio de Psiquiatría, integrado por alrededor de 55 profesionales.