El COB rentabiliza la fuerza y la solidaridad del colectivo

OURENSE

Samu es defendido por dos jugadores en la pugna por el rebote
Samu es defendido por dos jugadores en la pugna por el rebote LOF

Javi Zamora destacó la labor del «maestro» Moncho López

21 oct 2024 . Actualizado a las 15:14 h.

En una liga de nombres propios y repleta de estrellas del baloncesto internacional, a muchos les sigue costado tomarse en serio el arranque del COB. Cuatro triunfos de un tirón y liderato a un ritmo que solo ha logrado seguir el San Pablo Burgos. Curiosamente el equipo con el que abrieron la pretemporada los ourensanos en un entrenamiento conjunto. Incluso lo agradeció entonces el técnico brasileño de los castellanos: «Ha sido un buenísimo entrenamiento y un gran primer test».

A día de hoy, los cobistas han cobrado protagonismo, con una propuesta basada en el colectivo, más allá de esas figuras rutilantes que tiran de otros proyectos con caché de favoritos. Y eso no quiere decir que sus deportistas no sean reconocidos. Los renovados Javi López, Mendikote, Samu Rodríguez y Gill son jugadores con un peso específico en la liga, mientras que nacionales como Ignacio Rosa o Sergio Rodríguez —con contrato temporal— han sido refuerzos llamados a elevar el nivel del grupo. El acierto de Pérez Anagnostou con sus novatos foráneos también ha sido evidente, a la vista del potencial que demostraron hasta ahora Krikke y Moody, si bien este último tiene un talón de Aquiles en las faltas cometidas.

Los lusos Rafa Lisboa y Diogo Brito también parecían listos para producir de inmediato, sobre todo de la mano de un Moncho López que sabe muy bien lo que pueden aportar, como sucede con los gallegos Martín Fernández y Santi Paz, que tampoco tardaron en asomar la cabeza.

Recién finalizado el partido de Menorca, el técnico local Javi Zamora analizó sin pelos en la lengua el potencial del oponente que lo había superado: «Empezaron con mucho acierto, con mucha fluidez en el juego y con la confianza que venían demostrando». Después de la reacción de su plantel en el segundo acto, el madrileño también admitió el posterior «dominio absoluto del COB, han estado cerca del 45% en el tiro de tres, con 14 triples, además de casi un 60 % en el tiro de dos. Eso no es casualidad. Es un gran trabajo el que hacen, desplegando un gran baloncesto. Es una plantilla de muchísimo talento, dirigida por un maestro que está haciendo un enorme trabajo. Toca felicitarles».

En ese sentido, los números cantan. El Club Ourense Baloncesto lidera la liga con esas cuatro victorias, con un balance defensivo en el que apenas han concedido 66,5 puntos por jornada, cifra que solo rebaja su próximo rival, el Gipuzkoa. Y todo sin olvidar su alegría en ataque, a 87,7 puntos por semana, en ese caso por detrás del explosivo Estudiantes de Pedro Rivero. Son estadísticas top, que solo condimentan la buena sensación que da el equipo, con doce efectivos muy implicados, solidarios en defensa y decididos a hacer daño en el aro contrario.

Moncho López resumía que su equipo había comenzado muy bien en el Pavelló Menorca, «con ideas muy claras, capaces de llegar jugando en transición y al mismo tiempo de defender en todo el campo y presionar el balón». Matizaba que el bajón del segundo cuarto (parcial de 30-8) fue debido sobre todo a que no supieron atacar la zona planteada por los locales, lo que les despistó de su tarea defensiva, perdiendo 5 balones, y obcecándose con el triple (2 de 11 en ese período). Leyendo esos problemas, resaltó la reacción de los suyos: «En el descanso hablamos con los jugadores, con consignas claras. Vamos a atacar la zona de otra manera. Evitar perder balones y no tenemos por qué regresar en defensa con la cabeza puesta en si fallamos un tiro o no lo hicimos bien».

A partir de ahí, se fraguó el cuarto triunfo de la temporada: «El equipo jugó muy tranquilo y atacó bien las diferentes defensas que intentó Menorca. Entramos en nuestro ritmo de juego y poquito a poco nos fuimos distanciando en un partido que parecía que podía ser muy difícil». Ahora toca lidiar con un Gipuzkoa que juega a menos posesiones.