Lo que ha conseguido el PP esta semana con el enésimo balón de oxígeno al alcalde de Ourense no es salvar la Diputación. Lo que han conseguido los populares —recordemos que en su momento le regalaron la alcaldía cuando solo tenía siete concejales— es que en las elecciones del 2027 Democracia Ourensana tenga mayoría absoluta en la capital. Mayoría absoluta de orquestas, mayoría absoluta de fiestas, mayoría absoluta de período medio de pago, mayoría absoluta de concesiones caducadas, pero mayoría absoluta. Lo que han conseguido volviendo a tropezar —y van unas cuantas— en la misma piedra es abonar un terreno político, en clave local, en el que serán más irrelevantes. Lo que han conseguido poniendo sus intereses partidistas por delante de los de la ciudad es que a los ciudadanos les interesa cada vez menos la política y los políticos.. Y que se entreguen a esa otra cosa que hace Jácome, se llame como se llame, y que no tiene nada que ver con la gestión pública eficiente.
Es cierto que el resto de la oposición tiene lo suyo. Señalan con el dedo al PP pero también ellos escuchan a Jácome y se dejan enredar en las estrategias que él teje para seguir riéndose de todo el mundo, desde el calorcito del sillón oficial. Censuran a Jácome hasta la extenuación, pero prefieren resolver la ecuación de la gobernabilidad despejando al PP en lugar de despejar el caos.
Solo se ve una pequeña luz, al final del túnel: la que encendió el concejal popular, Miguel Ángel Michinel, al dimitir. «Es difícil no frustrarse», dijo al comunicar que lo dejaba. Y tanto.