El COB agota todos sus recursos y cede frente al poderío del San Pablo (106-81)

El Club Ourense Baloncesto no pudo cerrar con buen sabor de boca su meritoria primera mitad del la campaña liguera. San Pablo Burgos fue un gigante difícil de derribar con hondas y la resistencia de los hombres de Moncho López se derritió al inicio del último cuarto, para caer a la postre: 106-81

Y eso que el COB más coral se ganó incluso algún aplauso en su puesta en escena en el majestuoso —e imbatido— Coliseum burgalés. El joven Santi Paz arrancó con un 2 más 1 y el quinteto de Moncho López se mostraba eléctrico, haciendo gala de una rotación que fue de diez hombres en esa primera entrega del choque. El argentino Corbalán salió al rescate del líder, con 11 puntos (3 triples) y encontrándose con la réplica de un Javi López, quien saltó entonado desde el banquillo, para sellar un brillante parcial de los forasteros a la conclusión de esa entrega inicial: 20-25.

El trabajo de los ourensanos en el rebote había sido de matrícula de honor, dominando los tablero (5-10) y mostrándose ambiciosos en el tablero burgalés y ganando hasta cinco segundas opciones de lanzamiento. En cuando Bruno Savignani logró que sus jugadores se emplearan con mayor empeño en esa misión y los forasteros bajaran un punto en su intensidad defensiva, el partido comenzó a voltearse. Dani Díez también apareció en el segundo episodio y los problemas crecían para los de amarillo en diferentes escenarios. Precisamente un triple del alero madrileño sumado al del letón Stumbris abrieron la primera brecha (38-31), pese a que la tercera falta de Gonzalo Corbalán bloqueaba uno de los grifos de los anfitriones. A pesar del 2 de 12 de los ourensanos en el triple, el electrónico señalaba un 48-39 al descanso y cierta esperanza de poder responder aún.

Brito acortó distancias de salida y la expedición visitante se envalentonaba, pero la superioridad burgalesa era cada vez más manifiesta. Dani Díez seguía martilleando a su oponente y, si el COB es un equipo dinámico en sus mejores versiones, San Pablo es un modelo plus de esa propuesta. Imparable a la carrera y demoledor con su configuración más espigada. Lo máximo que pudo hacer el quinteto forastero fue mejorar en ataque, pero el intercambio de canastas no era suficiente, aún haciendo la goma hasta el 76-63 previo a los diez últimos minutos.

Era necesaria de todas formas una mejoría en la intensidad defensiva para frenar todo el caudal de un primer clasificado que le hacía daño de formas muy variadas. Además, el quinteto castellano salió concentrado para sofocar cualquier rebelión y lo hizo en escasos minutos, con un parcial de salida de 8-0 para matar el partido. Después de ese punto de ruptura, la ventaja burgalesa subió demasiado rápido y los cobistas ya no eran capaces de competir. Para mayor castigo, el esloveno Lapornik abultó los guarismos con una bomba de un lado a otro del campo. Pues eso, que la sorpresa fue un imposible. Los ourensanos se van al parón sextos, con un 10-7. Creciendo.

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