Querer no siempre es poder

Andrés H.- Cachalvite GRADA BULEVAR

OURENSE

Sergio Rodríguez, en una acción en el Coliseum burgalés
Sergio Rodríguez, en una acción en el Coliseum burgalés LOF

18 ene 2025 . Actualizado a las 23:46 h.

Burgos fue mejor. Con esas tres palabras tan contundentes y claras podría resumirse la columna de este partido del COB. Porque hay días, que querer no significa poder, por mucho que los gurús del positivismo se empeñen en convencernos.

En este ir y venir de canastas, pases, rebotes y demás elementos que hubo en el partido disputado por el Club Ourense Baloncesto en la ciudad burgalesa se vio que los de Moncho López quisieron mucho, pero pudieron poco ante uno de los principales candidatos al ascenso, un San Pablo tan colosal como la catedral de su ciudad. Lo del COB no fue una cuestión de actitud, mucho menos de esfuerzo y tampoco se puede caer en la crítica a un equipo que siempre da la cara. Quizá duela más que los ourensanos ni siquiera realizaron un mal encuentro y es una de las primeras ocasiones en las que la impotencia se hizo palpable en las caras de los jugadores.

Esa impotencia me recuerda a cuando pones todo tu empeño en hacer unas croquetas como las de tu madre y terminas tirando todo a la basura, incluida la sartén, porque

esa receta «tan fácil» del influencer de moda no se parece en nada a lo que tenías en mente. Lo de siempre, querer no siempre es poder.

Al margen de mezclar balones y croquetas (o peras y manzanas), la receta que sí funciona es la de Moncho López, aunque a veces toque empezar de nuevo porque el plato no funciona. Se puede hablar del descomunal acierto de los burgaleses, también de las desconexiones de un COB que a veces peca de ingenuo y como no, de la ausencia de un jugador clave como es Romaro Gill. Nada de ello habría cambiado el devenir de este encuentro, que en esta ocasión tuvo un poquito menos de sabor a playoff de ascenso.

Ahora, con toda la ilusión del mundo el COB terminó la primera vuelta con un balance de 10 victorias y 7 derrotas, algo que se habría firmado con sangre antes del primer partido. Y llega la segunda ronda de encuentros con los de Moncho López con vitola de favoritos y la necesidad de no caer en la autocomplacencia del que ya se sabe con gran parte del trabajo hecho. Queda mucho, será complicado, pero hay mimbres.