Todos hemos pasado por una conversación con alguien que está con su teléfono móvil y en lugar de responder tan solo atiende a la pantalla mascullando sin demasiada relación con el tema. Intentas entablar una conversación, pero eso no fluye, al punto de que terminas por quedarte callado y ver impasible como pasa el tiempo.
Esa imagen que todos conocemos fue la del partido del COB ante el Oviedo en el Pazo. La quinta derrota consecutiva de los de Moncho López fue ese chaval con el móvil que oye pero no escucha, algo que genera una impotencia difícil de asumir. Un varapalo duro, sin excusas, que repite errores de semanas anteriores y que reafirma que encajando 90 puntos por norma y sin la frescura de inicio temporada toca sufrir. Esto no es una opinión, es un hecho que se ve en las caras de los jugadores.
Sin embargo, este COB, no es peor que ese que ganaba con solvencia. Ahora mismo está perdido y necesita encontrarse. Exactamente como el del teléfono móvil que oye pero no escucha e intenta entrar en la conversación tarde, mal y arrastro. El equipo de Moncho López, quizá por cansancio, por frustración o porque la liga ha dado un paso adelante, tiene que recuperar su esencia, el «mojo» que diría Austin Powers. La cuestión es entender cuál es el problema en una competición que no se detiene y que antes del parón de las ventanas tiene un partido más, quizá más duro que este del Pazo.
Toca reflexionar, escuchar y recuperar lo que se tenía antes de Navidad. Hay tiempo y afición para seguir creyendo que es posible..